«Estar cerca de los más débiles y vulnerables nos ayuda a humanizarnos»

I.M.L. / Caleruega
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Fray Jesús Díaz • Provincial de la nueva provincia dominica de Hispania

Jesús Díaz nació en 1962 en Riosa (Asturias). Profesó en la Orden de Predicadores en septiembre de 1983 y fue ordenado presbítero en 1989. Doctorado en Teología en la Universidad de Friburgo (Suiza), director de la sección en español de L’Université Dominicaine DOMUNI, catedrático de la Pontificia Facultad de Teología ‘San Esteban’ de Salamanca y profesor en la Facultad San Vicente Ferrer de Valencia. En la Provincia de España, de la que es socio del Prior Provincial desde 2009, ha sido director del Prenoviciado, Maestro de Estudiantes y Regente de Estudios.

Tras firmar el documento de aceptación de su cargo como provincial de la nueva Provincia de Hispania de la Orden de Predicadores, fray Jesús Díaz se preparaba para oficiar una eucaristía que servía de prólogo al capítulo que sentará las bases de trabajo para los próximos cuatro años. Minutos antes de empezar el oficio, el nuevo provincial compartía sus reflexiones con Diario de Burgos en la que ha sido su primera entrevista tras tomar posesión de su cargo.

Este Capítulo Provincial que comenzaba ayer es muy especial, no solo por la unificación de tres provincias en una, sino también por el inicio de la celebración del Jubileo 800, conmemorando ocho siglos del nacimiento de la Orden. Muchos retos son a los que se enfrenta usted como nuevo provincial.

Cierto, porque con la unión de las tres provincias va a ser una gran provincia, muy extensa porque comprende todo el territorio español y varios vicariatos en América Latina, Perú en la selva amazónica, el del cono sur que comprende Uruguay, Paraguay y una casa en Buenos Aries (Argentina), también Cuba, República Dominicana, Venezuela y la presencia en Guinea Ecuatorial.

¿Llevar las enseñanzas de Santo Domingo de Guzmán a tantos puntos del mundo, y más en esta época convulsa que vivimos, es un arduo trabajo?

Sí, pero Santo Domingo lo logró y en un momento en el que las comunicaciones no eran tan fáciles. Pero él siempre fue un hombre muy itinerante, eso le dio gran apertura, un gran horizonte, encuentro con otras culturas, con otros modos de pensar y de ver las cosas y esa yo creo que es una riqueza grande que los dominicos podemos seguir ofreciendo al mundo de hoy.

¿Cuál es la salud de la familia dominicana en un siglo en el que parece que las vocaciones llevan muchos años flaqueando?

Flaquean en Europa, se han estancado un poco en Latinoamérica pero están en progresivo y significativo crecimiento en países como Vietnam, Corea, India, estamos empezando en Japón... Es decir, en estos países orientales que no son de tradición cristiana inicialmente, sino de otras tradiciones religiosas y culturales, sin embargo el cristianismo a través de las órdenes religiosas se está extendiendo, podíamos decir, con cierto éxito.

¿Es correcto afirmar que Santo Domingo de Guzmán, si viviese hoy en día, sería un hombre actual?

Sin ninguna duda, sobre todo por la apertura de mente y de corazón. Apertura de mente para estar dispuestos a dialogar con todo lo que el mundo genera y para ver lo bueno que otros ofrecen. Nosotros no lo ofrecemos todo ni lo tenemos todo, lo importante es ver lo que otros ofrecen. Yo creo que, en ese sentido, Santo Domingo sería un hombre muy actual, muy dialogante, muy en encuentro con la cultura, con los problemas fundamentales de cada momento, sin duda alguna.

A la espera de las decisiones del capítulo provincial, ¿cuáles son los objetivos principales que se impone usted como nuevo provincial?

Tenemos desafíos importantes. El primero yo creo que es estar cerca de los más débiles. Eso no implica, sin más, solucionar las dificultades o los problemas pero yo creo que el estar cerca y el acompañar la vulnerabilidad y la debilidad de las personas en sí mismo ya es un acierto, se tenga éxito o no. Luego, yo creo que desde los más débiles se pueden ver mucho más los valores que deben imperar en una sociedad, porque los más débiles nos humanizan y nos recuerdan la importancia que tiene la solidaridad, el hacerse cargo de los problemas o las dificultades del otro, la dignidad de la persona... Ese sería un desafío importante.

Estamos en Caleruega, cuna de Santo Domingo de Guzmán. ¿Qué supone esta localidad para la familia dominicana?

Para nosotros es más que un lugar simbólico, es un lugar de espiritualidad y de reencuentro con nuestras raíces. Sobre todo, es una oportunidad que se nos brinda para releer las raíces desde la actualidad y desde el momento presente en el que estamos.