El Monasterio de Silos camina hacia la autosuficiencia energética

B. Antón / Silos
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82% de renovables. Es el porcentaje total que se cubre ahora en el cenobio con energías propias

Las nuevas calderas de biomasa, situadas de forma provisional en el exterior de la abadía, han permitido sustituir 25.000 litros de gasoil por pellet de la zona. - Foto: Azúa

En su apuesta por la utilización de las energías renovables, que comenzó hace catorce años cuando colocaron placas solares en la zona del huerto, los monjes del Monasterio de Santo Domingo de Silos han dado un paso más sustituyendo sus calderas de gasoil por otras de pellets. Un proyecto en el que se encuentran inmersos en una fase experimental y cuyos excelentes resultados les han llevado a tomar la decisión de llevar a cabo la inversión y la instalación definitiva de este sistema con el que, en lo que va de invierno, ya han comprobado un ahorro de más del 50% con respecto al año pasado, como reconoce el padre Alfredo.

En una primera fase experimental, la empresa Escotécnicas Energéticas ha estado vendiendo al monasterio la energía en función de los kw/h consumidos y ha consistido en la instalación de una caldera de pellets de 100 kw en un contenedor en el huerto y que les ha permitido sustituir hasta 25.000 litros de gasoil al año, los que consumían con su anterior caldera para dar calor -fundamentalmente- a las celdas de los monjes.

El ahorro económico que supone, dado que la anterior instalación estaba obsoleta y que el precio del gasoil es bastante más elevado que el del pellets por Kwh producido, y el hecho de poder mantener sus principios ecológicos al obtener una energía limpia, ha animado a la comunidad a instalar este sistema en la abadía, algo complicado dada la peculiaridad de su arquitectura y sus 10.000 metros cuadrados.

En la actualidad, se está trabajando en la preparación de un único cuarto de calderas, donde habrá dos máquinas gemelas, de las cuáles una ya está instalada. Junto a ellas ya existe un almacén de pellets con capacidad para 10 toneladas y se está ampliando para duplicar su tamaño en la segunda fase. «Son dos calderas gemelas de 150 kw, de procedencia austriaca, con las que quedarán resueltas todas las necesidades de calor y de agua caliente e incluso queda potencia sedentaria que podría utilizarse para calentar el suelo radiante de la iglesia, otro proyecto que se está valorando para el futuro», indica José Ángel Zapatero, ingeniero de Escotecnicas Energéticas, responsable de esta instalación.

Las calderas instaladas suponen sustituir el equivalente a 60.000 litros de gasoil al año, como señala el padre Alfredo, que afirma que las calderas colocadas son de una capacidad media, ni domésticas ni industriales. En cuanto al gasto, en este caso, el consumo por cada litro de gasoil es de 1,5 kilos de pellets. «Aquí hay que tener en cuenta el poder calorífico de los dos combustibles y los rendimientos, ya que son muy diferentes, entre una caldera de gasoil y de pellets, la actual funciona al 94%, mientras que la sustituida no llegaba al 70%», afirma Zapatero, mientras el padre Alfredo afirma que por ello, «el ahorro está siendo mayor de lo esperado y el confort de la abadía ha mejorado».

Compromiso

El objetivo que se han marcado desde el monasterio benedictino de cara al futuro es conseguir ser autosuficientes desde el punto de vista energético utilizando renovables. Parte del camino ya está andado. Hace catorce años colocaron las primeras placas solares en el huerto, con una superficie total de 30 metros cuadrados. «Ya están amortizadas desde hace cuatro. Recientemente lo hemos completado con una nueva instalación de 36 metros en otra parte del huerto. Con ellas calentamos el agua sanitaria, y los días que no hay suficiente luz lo completamos con la caldera», comenta el padre Alfredo.

Desde hace tiempo, los monjes también utilizan la geotermia, en concreto acuatermia, es decir, recogen energía del agua subterránea y mediante una bomba de calor la transportan a la calefacción. «Obtienen un rendimiento enorme y con ello calientan, a través de suelo radiante, la entrada de la zona de visitas y el museo. También sirve como apoyo para calentar el agua cuando no hay suficiente insolación en los paneles solares», afirma el ingeniero, que reconoce que actualmente el porcentaje de cobertura con energías renovables, biomasa, solar térmica y geotermia, llega al 82% del total, suma de la energía térmica más eléctrica.

Minicentral

Por otro lado, desde 1907 los monjes poseen una minicentral hidroeléctrica de 200 kw en Covarrubias, a la vera del río Arlanza, que hasta mediados del siglo pasado abastecía las necesidades eléctricas del monasterio. Desde entonces no ha dejado de producir energía hidroeléctrica que actualmente se vierte a la red.

Otra posible incorporación es la energía foltovoltáica, aunque están a la espera de la regulación del Gobierno. «No estoy de acuerdo con la política actual en esta materia, creo que se está demonizando a las energías renovables», afirma el padre Alfredo, quien recuerda que todos los sistemas que instalan lo hacen con sus fondos, sin ningún tipo de subvención y acordes a su estilo de vida, «tranquilos, pacientes y sabiendo que la rentabilidad lleva su tiempo».

Unas energías limpias a las que recientemente se ha unido la utilización de la biomasa. «Con este tipo de caldera de biomasa también contribuimos al desarrollo de la zona, ya que nos suministramos de empresas de la comarca», asegura el padre Alfredo, quien señala que para identificar un buen pellet éste se tiene que hundir en el agua y que las escasas cenizas que surgen de su quema las utiliza como fertilizante en el huerto. «Son cenizas ecológicas, añaden calcio y potasio y hacen que la tierra sea más permeable».