Un ciudadano negro murió anoche por los disparos de un policía en San Luis, en el estado de Misuri, a unos seis kilómetros de la localidad de Ferguson, donde se suceden las protestas por la muerte hace 10 días de Michael Brown, un joven desarmado que fue tiroteado por un agente.

Las autoridades indicaron que el fallecido, de 23 años, intentó robar en una tienda de comestibles armado con un cuchillo y, tras darle el alto para que soltara el arma, el sujeto intentó atacar a un agente, que le disparó.

Según algunos medios, el jefe policial Sam Dotson relató cómo la víctima, negándose a dejar caer la navaja, les dijo a los agentes: «¡Disparadme, disparadme!», acercándose a uno de los policías, que fue el que detonó su arma.

Hasta el lugar de los hechos se acercaron decenas de personas tras el incidente, según la cadena NBC. Muchos de ellos gritaban «¡Manos arriba, no disparéis!», una frase que se ha convertido en una especie de símbolo en las protestas raciales de Ferguson que duran ya una semana.