Castigo duroe inmerecido

Valentín García / Aranda
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Excelente arranque local. La Arandina realizó una gran primera media hora pero marró tres claras ocasiones de gol que indultaron a un Ávila inferior

El Ávila se limitó a contener las acometidas de una Arandina a la que le faltó acertar en sus claras ocasiones de gol. - Foto: Julio Calvo

Arandina: 0 Ávila: 1

Arandina:  Álex, Obispo, Escudero, Félix Sancha, Belforti, Durántez  (Juan de Pablo, 86’), Rubén Royo,

Adri, Gustavo, Mato, Dani Martínez (Antonio,  64’).

Ávila: Pindado, Josito, Andrés, Cabezudo, Rui, Cabrera, Cueto, Trujillo, Pito (14. Piru, 75’), Villa

(Quiros, 88’), Emilio (Vicente, min. 82).

Incidencias:

Árbitro: González Fernández (Palencia). Tarjeta amarilla a Royo, Belforti y Durántez por parte de la Arandina y Cabrera, Cabezudo y Cueto por el Ávila.

Gol: 0-1 (minuto 65). Pito.

Público: Alrededor de setecientos cincuenta aficionados en las gradas del estadio El Montecillo.

Lo mejor: Excelente primera media hora de juego y ocasiones de gol de la Arandina que fue superior por fútbol y planteamiento.

Lo peor: La Arandina no fue eficaz en el área rival y no supo aprovechar sus momentos para haber inclinado el resultado a su favor.

Segunda derrota de la Arandina. Tantas como partidos ha disputado. Muy pobre para un aspirante al título pero quizá esperado por la pretemporada tan irregular que ha realizado el equipo, que no ha llegado todo lo rodado que debiera y al que le ha beneficiado poco la exigencia de un inicio de calendario demoledor. Sin duda es el momento de comprobar la madurez del vestuario para gestionar los dos primeros reveses. Los malos resultados son el epicentro de una situación poco deseable pero, en medio de todo, el muestra detalles para el optimismo y defectos que aún debe pulir. Cuanto antes, mejor.

La Arandina planteó un encuentro donde la posesión del esférico fue la consigna principal para no verse en apuros ante las posibles dudas en el esquema debido a las bajas de Yeyo, De las Heras y David Marcos. Pepe Calvo situó a Escudero en el lateral izquierdo en lugar del cordobés. Mato fue el elegido para ocupar el lugar de David Marcos y Adri ocupó la media punta en lugar de Royo. El entrenador leonés tiró de sentido común y lo que se vio sobre el terreno de juego le dio la razón. La primera media hora de juego de la Arandina fue brillante. Pecó de lo que decide en este deporte, la pegada. Tuvo tres ocasiones, dos muy claras, indultó a su rival y le dio razones para crecerse en la segunda parte.

Muy pronto, a los cinco minutos, aviso serio de la Arandina que pudo acabar en gol. Mato y Gustavo no acertaron a batir a Pindado en un centro chut dentro del área del vallisoletano que no encontró el remate del abulense. Tres minutos después, Rubén Royo no pudo concluir una buena contra llevada por Adri ante el acierto en la salida de Pindado. Dos buenas oportunidades que fueron demostrando el gran potencial ofensivo de los ribereños, que fueron evolucionando en su juego y se mostraron claramente superiores a un Ávila a la expectativa.

En este buen inicio de partido, emergió la figura de Adri. Además de generoso en el esfuerzo, valiente porque se ofreció siempre, y brillante. Por fin apareció en una demarcación en la que sus virtudes salen a relucir. Incisivo en la asistencia y un serio problema para el Ávila. De su talento nacieron balones calibrados a Rubén Royo y Dani Martínez que un equipo grande no puede permitirse no traducir en gol.

Del Ávila no hubo noticias en la primera parte. Estuvo a merced de la Arandina. Más centrado en labores de contención que de creación. No creó peligro y Álex fue un simple testigo de los acontecimientos.

Segundo asalto

La segunda mitad de la Arandina no fue como la primera. Tampoco la del Ávila. Empeoraron los locales y mejoraron los abulenses que no hicieron méritos para ganar pero que aprovecharon un error de la Arandina para que Pito hiciera el 0-1. La respuesta no fue contundente pero sí lo suficientemente notable como para al menos no haber perdido el partido. Gustavo y Antonio Sánchez pudieron cambiar la suerte de su equipo pero ninguno de los dos encontró la manera de perforar la portería rival. La Arandina, diluida en su fútbol respecto a la primera parte, tácticamente partida en dos, no estuvo a la altura que se espera de ella, le faltó continuidad pero recibió un castigo inmerecido desde los méritos contraídos por ambos equipos pero una adversidad fruto de no entender que los partidos se deciden en detalles y en momentos determinados y no supo hacerlo.

La Arandina continuó con su puesta de ataque y el equipo lo intentó desde fuera del área, con centros desde la banda. El tiempo fue condenando poco a poco a un equipo con menos fuerzas e impotente para neutralizar la ventaja de un Ávila  que vio generosamente recompensado su esfuerzo.