La iniciativa pionera de poner en marcha un Aula de Medio Ambiente en Burgos ha dado sus frutos y ha demostrado que tiene ‘tirón’ entre la ciudadanía. Y es que diez años de abrirse, las cifras hablan por sí solas: 4.400 actividades organizadas en las que han participado más de 760.000 personas.
«Ya desde sus orígenes se centró en el público en general, pero subdividiéndolo en diferentes colectivos. Se pensaba mucho en el destinatario, que ha sido una de las premisas fundamentales de la Fundación Caja de Burgos», explica el director del aula, Miguel Ángel Pinto. Por eso, durante esta década -abrió sus puertas en junio de 2004- se han mantenido programas como los de Apoyo al Sistema Educativo (para centros escolares) o Ambiente Infantil (destinado a niños de entre cuatro y siete años). Y esta programación también se desarrolla en las aulas de Medio Ambiente que se abrieron posteriormente en Castilla y León: Valladolid (2007) y Palencia (2008), y que también dirige Pinto.
Asimismo destacan los programas de formación y dinamización del entorno rural, la publicación de materiales didácticos y divulgativos (se han editado 22 libros), el diseño de exposiciones itinerantes, la firma de convenios con instituciones públicas y privadas para el desarrollo de actividades ambientales o la asesoría en educación e interpretación ambiental.
De hecho, las tres instalaciones cuentan con centros de documentación y espacios para buscar información en estas materias, realizar talleres y visitar exposiciones. Ademas, son centros «dinámicos» que se adaptan a los cambios sociales y realizan su labor hacia el exterior, tanto en el medio urbano como en el medio rural.
Voluntariado ambiental. Mención especial merece también el programa de Voluntariado Ambiental que desarrollan la Fundación y La Caixa. En concreto, en 2014 respaldaron 37 proyectos en las provincias de Burgos, Valladolid y Palencia, de entre los 60 que optaron a la segunda convocatoria de ayudas. Con esta línea de trabajo se apoyan iniciativas de recuperación del medio natural y en ello se implicaron más de 1.000 voluntarios. Se centraron en actuaciones sobre bienes públicos:recuperación y limpieza de riberas, fuentes y manantiales naturales, recuperación y limpieza de caminos, vías pecuarias, vías verdes y senderos de interés, así como labores de seguimiento sobre la diversidad de lugares recuperados.
El director de las tres aulas de la Fundación Caja de Burgos destaca que todas las ofertas que se plantean buscan «aportar conocimiento para generar sensibilidad y así implicar a la sociedad en el cambio que se necesita para poner en valor lo ambiental». Además, muestra su satisfacción por que a lo largo de los años han comprobado que se da una «amplia fidelidad» por parte de los usuarios.
Sin embargo, considera que entre los retos en los que deben seguir trabajando está el de «seguir unificando sinergias y potenciando convenios entre administraciones, organismos y colectivos en general para ahondar en proyectos conjuntos y más ambiciosos». Todo ello contribuirá a seguir sensibilizando a la sociedad respecto al uso razonable de los recursos y la defensa del entorno natural. De hecho, hoy se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental con una jornada de puertas abiertas en el aula.