«La Cooperación no es un lujo para tiempos de expansión»

Angélica González / Burgos
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Álex Guillamón• presidente de Entrepueblos

Álex Guillamón, presidente de Entrepueblos. - Foto: diariodeburgos.es

Dentro de poco, Entrepueblos cumplirá 25 años de trabajo por la mejora de las condiciones de vida de varios países empobrecidos. Su origen está en los Comités de Solidaridad con América Latina de los 80. Un cuarto de siglo después tiene 1.600 socios, la mayoría de ellos en Castilla y León.

Un centenar de socios de Entrepueblos de toda España se reúnen este fin de semana en Burgos en su asamblea general. La sede será la residencia de Maristas en la carretera de la Cartuja. Álex Guillamón es el presidente de esta ONGD.

¿Cómo afronta Entrepueblos los recortes en cooperación?

Este es uno de los temas que vamos a discutir en la asamblea: adaptar el discurso y el funcionamiento a los tiempos de crisis. La disminución importante de fondos públicos se hace, a nuestro juicio, entendiendo mal el planteamiento de lo que es la cooperación al desarrollo, pero una organización como la nuestra, que ya se basaba en el trabajo voluntario y una estructura mínima, tendrá que reforzar más el compromiso.

Dice que al reducir el dinero  para la cooperación se hace entendiendo mal lo que es. Pero si se baja en todas las partidas ¿por qué no hacerlo en ésta también?

Esta partida tiene una peculiaridad y es que se habla siempre en porcentajes y al hacerlo así se aplica la rebaja automáticamente cuando se reduce el presupuesto general. Lo que no tiene sentido es que se produzca un rebaje del porcentaje porque implica, como se está dando de hecho que, mientras la disminución de los presupuestos anda entre el 3% y el 6%, la de la cooperación está llegando al 50% y hasta el 75% y en algunas administraciones se ha eliminado la partida. Con esto se da un mensaje muy equivocado.

El de las administraciones es algo parecido a ‘primero ayudemos a los nuestros’...

En un mundo globalizado es  difícil saber quiénes son ‘los nuestros’ y quiénes no. Con la gripe aviar se demostró que no hay problema en el mundo que nos sea ajeno porque cosas que pasan muy lejos de casa acaban repercutiéndonos. Por otro lado, hay que dimensionar nuestra crisis en el contexto de que hay más de mil millones de personas que se mueren de hambre en el mundo.  

¿Qué reflexión cree que debe hacerse un parado español de larga duración que cobra un subsidio de 420 euros frente a la cooperación internacional?

Si cobra el subsidio, en su entorno es muy desafortunado pero dentro del contexto que te hablaba es muy afortunado. Pero no es esta persona que pasa por un momento tan duro quien se tiene que hacer cargo sino que son las administraciones públicas las que tienen que tener una visión más global de lo que es la justicia universal y de lo que son nuestros propios intereses en un mundo en el que todo lo que consumimos viene de fuera.

La impresión que han dado algunas administraciones es que han utilizado la cooperación al desarrollo como una medalla que colgarse en tiempos prósperos...

A esto me refería cuando hablaba del mensaje peligroso porque la cooperación no es un lujo para momentos de expansión y esto es algo que ha dicho todo el mundo, pero cuando ha llegado el momento de demostrarlo se ha flaqueado y a veces se plantean disyuntivas falsas como ‘enfrentar’ pobres contra pobres. El ministro de Exteriores, García Margallo, dijo el otro día que era doloroso recortar en cooperación, pero que era o esto o las pensiones y esto es muy demagógico.

¿Por qué?

Las cifras de cooperación son tan mínimas respecto al presupuesto y los recortes; solucionan tan poca cosa que son incomparables con las pensiones. Por otro lado, hay gastos militares, publicitarios o de rescates financieros que con cualquiera de sus decimales se podría, no evitar los recortes, pero sí los recortes del porcentaje que es lo importante.

¿Han demostrado, pues, que no se creían nada?

La mayoría, sí. Para ellas era una apuesta coyuntural porque la opinión pública era favorable a este tema.