El pecado de ser austero

Diego Izco (SPC)
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El Real Madrid pasó de asaltar la banca al ahorro casi extremo, y el 'no-proyecto' del último lustro amenaza con saltar por los aires

Al Real Madrid podría aplicársele en la actualidad la fábula del jefe de mina que empieza a despedir picapedreros... pero la voluntad de los que quedan sigue sacando el trabajo adelante. Hasta que despide por error al que le mantenía la cuota y cuando busca reaccionar ya nadie quiere trabajar con él. El reparto de papeles resulta casi evidente: Florentino como jefe, los Di María, James, Morata, Pepe, Kovacic y compañía como los presuntos prescindibles, Cristiano (y Zidane) como los que mantenían la cuota... Y ahora, víctima de una política de venta y austeridad casi extrema, el club merengue agoniza en su peor momento en años. 

El proyecto se va desmoronando en las últimas cinco temporadas, curiosamente el periodo más exitoso de la entidad en su etapa moderna (cuatro Ligas de Campeones). En estas cinco campañas, el cuadro blanco gasta 439 millones de euros en fichajes... frente a los 874 del Barcelona y los 568 del Atlético, por ejemplo. Un dato revelador, teniendo en cuenta que el Real Madrid de Florentino Pérez tenía como gran característica ser el habitual animador ‘en millones’ del mercado veraniego:de Figo (62) a Ronaldo (46), de Zidane (75) a Benzema (41), de Kaká (65) a James (80), de Cristiano (100) a Bale (103). Solo con estos nombres ya suma una inversión de 572 millones de euros. 

El trabajo seguía saliendo adelante con Zidane en el banco y Cristiano Ronaldo goleando. El francés había dado con alguna tecla mágica para mantenerse campeón de Europa a pesar de inversiones pírricas: apenas 80 millones en la 15/16, apenas 30 (Morata) al año siguiente, apenas 47 (Theo y Ceballos) al siguiente... Mientras los rivales invertían a corto y medio plazo, el Real Madrid se ancló, tal vez pecando de autosuficiencia viendo que el rendimiento era sobresaliente en Champions. 

Hoy, sin los pilares del proyecto, ya con Lopetegui en la calle y un nuevo estadio a la vista (con una previsión de 575 millones de endeudamiento), el aficionado añora en cierta forma los tiempos del gasto obsceno.