La expedición de carnés de conducir cae un 30% en cuatro años de crisis

G.G.U. / Burgos
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El permiso más frecuente, el B, se ha reducido todavía más al pasar de los 5.049 en 2007 a los 3.454 en 2011

En 2007 se tramitaron 5.154 carnés de todos los tipos y cuatro años después, 3.631. - Foto: Rodrigo Orcajo

Al margen de las apabullantes cifras de paro que asolan a este país, hay muchos otros detalles que evidencian hasta qué punto ha calado la crisis en las familias o, mejor dicho, en qué medida han tenido que ajustar su presupuesto para afrontar la nueva realidad. Un ejemplo de ello es el hecho de que la expedición de carnés de conducir se haya reducido aproximadamente en un 30% en general y en el caso del tipo más frecuente, el B, en algo más de ese porcentaje desde 2007, cuando comenzó la crisis. Si antes se apuntaba al hijo o a la hija a la autoescuela nada más que cumplía los 18 años para que se lo quitara de encima cuanto antes, ahora no hay dinero para este tipo de cosas.

Así, mientras que en 2007 se expidieron 5.049 carnés del tipo B, el de coches, cuatro años después se emitieron 3.454, y hasta agosto del año pasado -últimos datos disponibles- solo se habían concedido 2.106 permisos. Hay que tener en cuenta que, según un estudio de la asociación de consumidores Facua, aprobar este tipo de permiso a la primera en 2011 costaba, de media, 810,84 euros en Burgos. En este importe se incluía un mes de clases teóricas, veinte prácticas y aprobado a la primera. En el momento en el que hay que renovar permisos, hay que pagar nuevas tasas a la Dirección General de Tráfico y algunas clases prácticas más, por lo que según el mismo estudio el carné podía llegar a costar hasta 1.528,43 euros aprobando el práctico a la tercera. Es obvio que en una familia en la que tienen que mirar cuánto gastan en el mercado o en el súper, ahora no están para asumir estas cantidades a no ser que sea algo imprescindible para trabajar, por ejemplo.

De hecho, en 2011 hubo un incremento significativo de expediciones de permisos asociados a vehículos de trabajo como BTP, C, D o E que, juntos o de forma independiente, son requisito para conducir taxis, ambulancias, microbuses o tractores. Lo mismo ocurre con los carnés de las motos más pequeñas -las que llevan los repartidores de pizza, por ejemplo- que casi duplicaron su cifra de expedición en los años 2010 y 2011. Sin embargo, ocurre justo lo contrario con los permisos de las motos de ‘capricho’ por así decirlo, las de gran cilindrada, que han caído en picado: de 34 permisos tramitados en 2007 a un total de 7 en 2011.

Hay que tener en cuenta que al margen de lo que cuesta sacar el carné hay que sumar el gasto del seguro, de las revisiones y del mantenimiento del vehículo en general. Todo esto sumado hace que la gente se lo piense dos veces antes de apuntarse a la autoescuela. Y el anuncio de un cambio de examen, con más preguntas y digital, podría haber supuesto un incremento de matrículas, pero tampoco ha sido así. De hecho, las autoescuelas cifran la bajada de matrícula entre un 30 y un 40%.