Juana, 500 años después

G. Arce / Burgos
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Un millar largo de espectadores disfrutaron anoche de la recreación histórica de la llegada del cortejo fúnebre de Felipe el Hermoso, consolidado como uno de los actos culturales de referencia del verano

El espectáculo comienza con la entrada de la comitiva fúnebre real por el arco principal que da acceso al casco urbano. - Foto: Ángel Ayala

Tras siete veranos de representaciones en las calles y la iglesia de Arcos de la Llana, sucesivas mejoras en la puesta en escena ya compleja de por sí, reinterpretaciones del guión y pulido en los detalles más nimios del vestuario, la música y los escenarios, ‘Juana: Ciega razón’ se ha consolidado como uno de los espectáculos teatrales populares de referencia en el verano burgalés, capaz de reunir -como lo hizo anoche- a más de un millar de espectadores y, sobre todo, de implicar a todo un pueblo en favor de la Cultura con mayúsculas.

Un total de 90 vecinos se encargaron de recrear la llegada del cortejo fúnebre de Felipe el Hermoso al pueblo, descansando en una decena de actores el peso de la historia escrita y dirigida por Felipe Ureña, en la que se ahonda en los sentimientos más profundos y humanos de unos personajes cargados de pasado, con sus virtudes y sus miserias. Cristina Alonso y Esther López, interpretando a la reina Juana en sus diferentes etapas vitales, dieron luz a un trabajo grupal que fue muy aplaudido por el público y que se desarrolló en  orden pese a su complejidad.

El espectáculo nace en el puente romano cercano al pueblo y se detiene en el arco principal de acceso al caso urbano, donde el pendón espera a una comitiva fúnebre iluminada por las antorchas. Tras surcar en silencio las calles de Arcos, se accede a la iglesia parroquial al compás de las campanadas de difuntos. El templo se transforma por un día en un acogedor escenario para reunir a más de 600 espectadores. En la parte exterior, una pantalla gigante recoge todas las escenas que se suceden en altar. Arcos escucha en silencio y disfruta.