NO al asfalto pulido en la Plaza Mayor

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Cuatro arquitectos consultados por DB urgen a tomar medidas para paliar la ruina técnica y económica del pavimento. La mayoría apuesta por mantener el actual diseño, pero bien ejecutado

Tres de los cuatro arquitectos consultados consideran que el clínker es un buen material, siempre y cuando se coloque correctamente. - Foto: Valdivielso

Emplean distintas palabras y las justifican por motivos diferentes, pero tanto el presidente del Colegio de Arquitectos, Álvaro Díaz, como el expresidente Félix Escribano y los profesionales Jesús Arribas y Pedro del Barrio coinciden en que el asfalto pulido no es una opción para resolver la ruina del clínker en la Plaza Mayor. Y mientras que del Barrio argumenta el ‘no’ por una cuestión «estética», Díaz y Escribano coinciden en que dar ese paso supondría terminar de rematar el ya muy maltratado proyecto que convirtió en roja a la Plaza Mayor y, por último, Jesús Arribas apunta que el asfalto, sin ser un mal material, generaría otros problemas cada vez que se quisiera trabajar en una arqueta o abrir nuevos conductos para cableado o cualquier obra, por nimia que fuera. ¿Por qué? Porque cada ‘chapuza’ obligaría a instalar un nuevo parche «imposible de disimular» y que acabaría generando un pavimento lleno de ‘manchas’ de distintas formas y colores. «Para una plaza que tiene que estar viva, en la que continuamente hay reposiciones, el suelo continuo no es solución», afirma Arribas.

¿Y cuál sería, entonces, la mejor solución? En opinión de este arquitecto burgalés, habría que volver al clínker, pero con garantías de que el material cumple los requisitos exigidos para una ciudad de clima extremo como Burgos. Una decisión que Arribas considera justificada por respeto al proyecto ganador del concurso convocado en el año 2000 para dar soluciones a este entorno y que ganó el catalán Albert Viaplana y, también porque, insiste, el clínker es un material muy adecuado para Burgos. «Es muy duro, prescrito para este tipo de climas. La cerámica se cuece a temperaturas muy altas, hasta 1.800 grados, y consigue una dureza como la del granito a la vez que pierde la porosidad», explica Arribas, matizando que «otra cosa es que en Burgos haya resultado una mala opción en algunos puntos, no en toda la plaza. No sé lo que ha fallado y tampoco sé si se podría reclamar algo por esa partida de material, pero mi opinión sería reponer el clínker garantizando, eso sí, que tiene la dureza y la temperatura adecuadas para los usos de la Plaza Mayor, que urge una solución».

 Esos usos a los que alude Arribas, pasan por espectáculos de todo tipo, entrada y salida de coches y vehículos pesados, espectáculos deportivos y otras prácticas que, o no se tuvieron en cuenta a la hora de adquirir los famosos adoquines rojizos o, si se tuvieron, algo falló en la instalación para dar como resultado un pavimento que ya se ha calificado de ruina técnica y económica por los técnicos del Ayuntamiento.

Y a esos usos alude también el presidente del Colegio de Arquitectos, Álvaro Díaz, para considerar, como Arribas, que habría que volver al proyecto ganador del concurso del año 2000. Através del correo electrónico, Díaz explica que está «convencido» de que la ejecución del proyecto de Albert Viaplana tal cual lo presentó y «según las prescripciones exactas, habría evitado muchos de los deterioros que se han producido». Yahí, el presidente de los arquitectos considera que los motivos que han perjudicado al pavimento han sido cuatro: «El soporte base rígido, esto es, el forjado de techo del parking;la entrada de camiones pesados, que desnivelan los adoquines y los fracturan; la entrada de quitanieves, que acaban por desportillar los adoquines ya desnivelados y fracturados; y, por último, el incorrecto o escaso mantenimiento del material, ya que, a pesar de ser apropiado para tráfico rodado, en caso de producirse roturas de piezas deben ser sustituidas de forma inmediata porque en caso contrario las contiguas empiezan a moverse, aumentando el defecto». Y dicho esto, Díaz afirma que «nuestra Plaza Mayor merece una reparación inmediata y urgente». Y al igual que Arribas, se remite al proyecto de Viaplana «quien es un referente en nuestro país en cuanto al tratamiento del espacio urbano. Los proyectos se gestan lógicos y conexos en su conjunto, y más cuando se trata de un concurso en el que se produce un brainstorming [tormenta de ideas] que conduce a un todo común relacionado y vinculado entre sí. Eso fue el proyecto inicial de la Plaza Mayor».

Viaplana presentó su proyecto para la céntrica plaza burgalesa bajo el título de Calle ensanchada y directamente aludió a archiconocidas plazas europeas para defender la inclinación hacia el Ayuntamiento y el color rojo. Por ejemplo, la Piazza del Campo de Siena (Italia), característica por sus ladrillos rojos y centenarios -a pesar de las carreras de caballos que se celebran dos veces al año ante miles de personas- y la distribución radial con una inclinación muy pronunciada hacia el Ayuntamiento de la ciudad toscana. La idea para Burgos, sin ser eso, aludía a eso pero con un aire menos medieval y más del siglo XXI: funcional, sin barreras arquitectónicas y diáfana, sin pedestales regios ni farolas decimonónicas. Pero, entonces, se desató la polémica y se germinó la semilla para que del proyecto de Viaplana solo quedara el color del pavimento.

El expresidente del colegio, Félix Escribano, no duda al afirmar que «Viaplana es un buen arquitecto y se le ha maltratado mutilando su proyecto, empezando por el pedestal y siguiendo por las farolas». Y hay que tener en cuenta que esta es la opinión de uno de los profesionales que firmaron el proyecto que quedó en segundo lugar en el concurso del año 2000. «Yo ya planteé entonces lo que haría. Nuestra propuesta trataba de actualizar en clave contemporánea. Hubo varios momentos en los que la plaza tenía una geometría elíptica en el centro y nosotros nos basábamos en esa geometría incorporando algo de verde», apunta Escribano.

Al igual que los otros tres consultados, este profesional considera que la Plaza Mayor necesita una reforma inminente, pero destaca que la solución tampoco se puede limitar a buscar un material que no se estropee. Así, también defiende que un clínker bien puesto no tiene por qué dar  problemas y sí descarta el asfalto pulido porque sería el remate para el proyecto de Viaplana. «No tiene nada que ver con el concepto de la plaza, pero tampoco se puede hablar solo del material. Hay que hablar de la visión de conjunto y del espacio. Lo que ahora sería penoso sería hacer otra intervención para hacer un remiendo», concluye.

Y de penosidades habla también Pedro del Barrio, arquitecto que siempre fue contrario al diseño de Viaplana. «Entre todos, se han cargado la Plaza Mayor», afirma a través del teléfono y comentando que el asunto ahora tiene «difícil solución», sobre todo por la curvatura del forjado. «Está combada hacia el Ayuntamiento para evacuar aguas y luego está llena de charcos...». A su juicio, habría que «ver lo que se ha hecho y lo que conviene y, sobre todo, analizando y ensayando».

Del Barrio cree que volver a una losa grande de granito o un material semejante es complicado, pero «desde luego, lo que nunca pondría es el asfalto pulido por una cuestión estética», concluyó.