«Sin la plataforma el peaje continuaría»

I.E.
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Jesús tiene a su hermano presente todos los días. Fue él quien le enseñó a «disfrutar de la vida» y a «exprimir» cada minuto de tiempo. José Ramón López, bombero,falleció el 30 de septiembre de 2016 en un accidente de moto

«Sin la plataforma el peaje continuaría» - Foto: Valdivielso

Jesús mantiene el ritual de acercarse cada cierto tiempo hasta el punto exacto donde su hermano, el bombero Juan Ramón López López, perdió la vida el 30 de septiembre de 2016. Deja el coche en Quintanapalla, se apea con un ramo de flores y marcha por el arcén hasta la tierra de cultivo donde hay colocadas dos cruces, una negra, de la Plataforma de la N-I, y otra plateada, la de la familia. En sus visitas ha intimado con el dueño de la parcela, quien se ha comprometido a clavarlas de nuevo en el terreno si el mal tiempo las derriba.

La ceremonia revela una realidad, que José Ramón está en el pensamiento de Jesús en todo momento. «No hay día que no lo tenga presente, muchísimas cosas me recuerdan a él y me empujan a querer hablar con él, aunque luego te das cuenta de que no es posible», explica esta víctima de la N-I. Y es que hace algo más de dos años «se fue una persona única, la más original, que decía siempre lo que pensaba, no se cortaba». Su legado más importante fue el de trasladar a sus allegados la importancia de «aprovechar el tiempo, de exprimirlo al máximo -con sus hijos, con su mujer, con su familia, amigos- y de no agobiarse por menudencias». «Todos los días hay motivos para descorchar una botella de champán», es una expresión que repetía y que a Jesús se le ha quedado grabada a fuego. Por eso, cuando tiene la sensación de desperdiciar «un día en el sofá» se le aparece la imagen de José Ramón animándole a disfrutar.

El día del siniestro fue un «shock total para todos». Jesús estaba en su trabajo cuando, a media mañana, recibió una llamada desde el móvil de su cuñada, «pero no era su voz». Era la de un bombero, compañero de la víctima, quien le informó de que su hermano había sufrido un accidente con la moto. Le preguntó qué había pasado, si estaba ingresado. Y quien se hallaba al otro lado de la línea «fue muy sincero». «Ha pasado lo peor que podía pasar», le dijo. Y fue un golpe que en ese momento Jesús no supo «cómo absorberlo».

José Ramón había quedado a las 10 de la mañana de ese 30 de septiembre de 2016 con otros compañeros de parque para jugar al pádel en el polígono de Gamonal. Le sobraba tiempo y, «como hacía buen día, antes de ir a jugar se fue de ruta por la N-I hasta Monasterio, donde hay una bonita ermita, para luego volver». Pero no regresó. A las 9,15 se estrellaba contra un camión en el kilómetro 255 de la Nacional. Pasaban las 10 y los bomberos se preocuparon de que no llegara a las pistas de Burpádel. Le llamaron y contestó un guardia civil, que les comunicó la fatal noticia.

La familia -cuatro hermanos, padres y esposa- se enteraron cada uno de una forma, «porque desde muy temprano las radios ya daban su nombre». Jesús recuerda que el Ayuntamiento habilitó una sala en el centro cívico de San Juan donde fueron reuniéndose parientes, amigos, bomberos, un ambiente «en el que fue difícil digerir» lo que había sucedido. «Tratabas de llorar la pérdida pero no lo conseguías», evoca. Y después llegó el bajón, el pensamiento de que «esta vida es una mierda, de que un día estás y al siguiente ya no estás». La gente, eso sí, «se volcó mucho, porque además los bomberos ya habían perdido a otros compañeros».

A Jesús le llegaban los mensajes de Facebook y WhatsApp de la Plataforma de la N-I y los rebotaba, porque entendía que su lucha «era buena para Burgos», pero tras el accidente se implicó más con el colectivo y no ha faltado a ninguna de sus movilizaciones. «Sin la plataforma el peaje no se levantaría; es la que ha conseguido hacer visibles los accidentes y que la sociedad se diera cuenta de lo que ocurría», reseña, para añadir que «quizá el momento político, antes de unas elecciones, también ha podido influir».

Hay «muchas historias dolorosas» tras los accidentes en la N-I, «muchas de las cuales se podían haber evitado sin tantas prórrogas». Porque el que circula por la Nacional «ha comprado muchas participaciones para sufrir un accidente, ya que circulan por ella más de 5.000 camiones al día». Jesús solo espera que el decreto que permite cobrar peaje en las autopistas que vuelven al Estado «se quedé solo en la letra, que no se lleve a la práctica». «A los burgaleses ya nos han sangrado bastante estos 40 años, en todos los sentidos», apostilla. Lo que no entiende es que, sabiendo que el día 1 pasaba a ser libre, «no se hayan proyectado con tiempo mejoras, tercer carril, conexiones, etc».

La liberalización es una gran noticia, pero Jesús va a tener siempre presente a su hermano, cinco años mayor que él, con quien se iba de excursión a la montaña, «el hijo que más y mejores abrazos daba a sus padres», el ejemplo en el que aún se mira.