Jóvenes como flores

Laura Romero / Burgos
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La calle Calzadas luce más colorida desde ayer gracias al compromiso de 10 chavales de 15 y 16 años que se han propuesto sembrar todo tipo de plantas en 24 jardineras abandonadas

Dos de las cuatro chicas que han trabajado en la iniciativa terminaron ayer las últimas 5 jardineras. - Foto: Patricia

Hay esperanza en la juventud y se puede encontrar en la calle Calzadas. Desde hace 12 días, un grupo de jóvenes ha tomado la iniciativa de dar vida al lugar con la decoración de 24 jardineras que llevaban mucho tiempo abandonadas.

Todo comenzó cuando una mujer, deseosa de arreglar las descuidadas macetas, se acercó a ellos y les preguntó, sin esperanza, si les apetecería dar una nueva imagen a la calle y plantar alguna que otra flor. Les dejó su teléfono y nada más girarse, ya le estaban llamando, encantados de poder dedicar las mañanas a esta iniciativa. «Se trata de pequeños gestos que te hacen recuperar la esperanza en la juventud» afirma esta vecina, que prefiere mantener el anonimato pues «los verdaderos protagonistas son ellos».

Seis chicos y cuatro chicas, de 15 y 16 años y alumnos del Colegio Círculo Católico, han estado hasta ayer colaborando en esta enriquecedora actividad. Comenzaron una vez que la mujer les facilitó las herramientas y las plantas. A partir de ese momento, el mérito es todo suyo. Cada mañana desde hace 12 días se acercaban a arreglar las jardineras y plantar todo tipo de flores que les entregasen. Desde nogales, piñones y encinas hasta los brotes más coloridos como gladiolos, petunias, geranios, lirios amarillos y prímulas. Todo por hacer resplandecer las calles de la capital, y nada mejor que unas buenas flores y unos voluntariosos jardineros.

La idea tiene un fondo educativo. «Si cada uno hace lo cree que debe hacer, la sociedad sería distinta», afirma la mujer. Así, con esta iniciativa de los chavales se pretende dar ejemplo a los demás, pues el objetivo es servir de impulso para que la juventud se una a este tipo de tareas y contribuyan  a crear «una forma sana de estar en esta vida», considera esta burgalesa, satisfecha con el trabajo de los chicos.

Y  ya han servido de ejemplo. Si no, que se lo pregunten a José Antonio, padre de Adrián, uno de los chicos. Su hijo le comentó lo que estaban haciendo y él, encantado con este proyecto tan didáctico, se acercó todos los días desde entonces para ayudarles con las raíces y los hierbajos. «Es una tristeza que hayan dejado de cuidar las jardineras», revela. Pero está muy contento como ciudadano y muy orgulloso como padre. «La gente nos daban ánimos para seguir, valoran lo que hemos hecho y lo más importante:lo respetan», declara. Ayer terminaron el trabajo, ya que solo quedaban 5 jardineras que arreglar. Hoy, la calle Calzadas luce muy diferente.

10 voluntarios

El mérito pertenece a Daniel, quien dio origen a la iniciativa; Sara, la que guardó el número de teléfono de la mujer y no dudó en llamar; Ángela, María, Ana, Adrián, Fernando, Luis, Adrián y Daniel.