El 50% de los pacientes psiquiátricos con tutela vive en la pobreza

Angélica González / Burgos
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La Fundación Feclem se ocupa de los intereses de 54 de estas personas en la provincia de Burgos, la mitad de las cuales no supera los 10.000 euros de ingresos anuales

Planta de Psiquiatría del Hospital Universitario de Burgos. - Foto: Jesús J. Matías

La enfermedad mental es muy devastadora para las personas que la sufren y su entorno. Las asociaciones que se ocupan de velar por los derechos de este colectivo lo saben bien y en el año 2000 pusieron en marcha una fundación sin ánimo de lucro, Feclem, que protege, ampara y representa a quien por un trastorno psiquiátrico no puede hacerlo por sí mismo, carece de familia que pueda llevarlo a cabo o ésta no se siente con fuerzas. Y siempre después de que lo decida un juez. En la provincia de Burgos Feclem se ocupa en la actualidad de los intereses de 54 de estas personas, cuyo perfil se acerca bastante a la pobreza porque en un 50% no superan los 10.000 euros de ingresos anuales y  un 26% de ellos disponen de entre 10.000 y 15.000.

«La mayoría de los tutelados son prácticamente pobres, tienen pensiones no contributivas, no han cotizado porque nunca han trabajado. Antes, con un pago del 75% aunque tuvieran una pensión pequeña podían pagar una plaza en una residencia pero la dependencia y el copago lo han empeorado: si no se les reconoce una dependencia con grado suficiente difícilmente van a tener una prestación vinculada que le permita asumir el coste de la residencia», explicó García Vidal, quien precisó que habla de centros de carácter público ya que en los privados «las plazas más baratas rondan los mil euros y sin ser especializadas en el cuidado de pacientes psiquiátricos».

De todos los enfermos burgaleses que están tutelados por Feclem, el 25,5% vive en una residencia de mayores; el 18%, en un centro de discapacidad; el 14% en una unidad de rehabilitación; otro 14% en su propio domicilio y un 12% en un centro psiquiátrico de larga estancia. El resto, en viviendas tuteladas por Servicios Sociales, en viviendas alternativas de Sacyl, de alquiler o en su domicilio familiar.

Un poco más de la mitad son varones (56%), tienen entre 40 y 60 años (el 58%) aunque hay un 20% que supera los 70, y los principales diagnósticos son esquizofrenia paranoide, cuya característica principal consiste en la presencia de claras ideas delirantes y alucinaciones auditivas sin claras alteraciones en la afectividad ni en el lenguaje; esquizofrenia residual, nombre que se da cuando ha habido al menos un episodio de esquizofrenia, pero en el cuadro clínico actual no es acusada la existencia de ideas delirantes, alucinaciones, comportamiento o un lenguaje desorganizado; trastorno bipolar y trastorno de la personalidad.

¿Por qué se tutela a una persona con enfermedad mental? Cada caso es muy particular porque depende de su situación familiar, económica, social y «por supuesto, de su actitud», precisan desde Feclem. Algunas veces son las propias familias las que acuden para conocer el procedimiento de dejar pautado en su testamento que la fundación sea tutora cuando ellas falten; en otros casos, los servicios sociales, incluso vecinos o amigos, denuncian la situación de indefensión en la que vive una persona con un trastorno psiquiátrico, la Fiscalía toma cartas en el asunto y cita a la  fundación, que estudiará el caso para saber si podrá o no asumir su tutela con el objetivo de dar a la persona el apoyo que necesita. Finalmente, hay quien es consciente de su enfermedad, se siente desamparado por ella y acude a la fundación para solicitar ayuda.

Solamente es un juez el que puede decidir modificar la capacidad de una persona teniendo en cuenta si puede autogestionarse, si tiene habilidades básicas para vivir independiente o si puede encargarse de su economía. Para ello recaba informes médicos, sociales y la valoración del médico forense y fiscal.