La ruina de la independencia

AGENCIAS
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El ministro de Economía, el presidente de la patronal y más de medio centenar de empresarios se oponen a la quimera secesionista de Artur Mas y alertan del riesgo de quiebra de Cataluña

REUNIÓN SEMANAL DEL GOBIERNO CATALÁN - Foto: ANDREU DALMAU

 
Las aspiraciones soberanistas de Artur Mas y sus socios de Gobierno recibieron ayer un varapalo donde dice el tópico que más le duele a los catalanes: en el bolsillo. Y es que el mundo de las finanzas, desde el ministro del ramo, Luis de Guindos, hasta el presidente de la patronal, Juan Rosell, pasando por los empresarios extranjeros afincados en la autonomía se mostraron ayer en contra de una independencia que, según subrayaron, sería una «ruina absoluta» para la comunidad.
El más contundente fue el titular del Departamento de Economía del Ejecutivo central que remarcó que los inversores internacionales «no están preocupados por el proceso soberanista», ya que el Gabinete ha marcado claramente su posición: «No va a haber independencia ni referéndum». 
«No existe inquietud porque el mensaje del Gobierno es claro y es el racional y el correcto desde el punto de vista de la recuperación económica», reiteró. 
Rosell, por su parte, se mostró contrario a la quimera secesionista del president porque sería un «destrozo importante de las relaciones humanas» y también económico, tanto para los catalanes como para el resto de los españoles, y recalcó, además, que ésta es la opinión más extendida. «La mayoría de los catalanes no nos queremos ir ni nos vamos a ir», aseveró. 
 «No veo la independencia ni desde el punto de vista práctico ni teórico. Sería una destrozo de las relaciones humanas y, por supuesto, de una manera mucho más importante, económico», añadió.
Desde este planteamiento, instó a andar el camino del diálogo para solucionar una situación que calificó de «muy complicada y compleja». En este punto, avisó de que el sentimiento independentista y de «desafección» ha crecido de manera importante en la autonomía en el último año. 
Mientras, unos 60 empresarios, ejecutivos y profesionales extranjeros residentes en Cataluña presentaron una declaración alertando de las nefastas consecuencias que la independencia tendría para la región, y, al tiempo que instaron, al Govern a evitar la inestabilidad que está provocando el proceso soberanista. 
 El portavoz de la plataforma ¿Cataluña sin Europa? ¡No!, Albert Peters, avisó de que la quimera soberanista «asusta» a muchas empresas y acabará afectando negativamente a la economía. Asimismo, advirtió de que la secesión acabaría con el papel de motor financiero de la región y con sus fuertes lazos comerciales con algunos territorios industriales europeos». 
Por otro lado, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró que él está dispuesto a hablar de todo con Artur Mas, menos de «romper la soberanía nacional». Además, señaló que tomar decisiones «unilaterales» como un referéndum de autodeterminación pone a los demás en una situación «muy complicada». A renglón seguido, el jefe del Ejecutivo recalcó que todos se han enterado por los medios de comunicación de la fecha y de las preguntas de la consulta. «¿A partir de ahí puede haber diálogo?. Pues juzguen ustedes», indicó.
 
LA RESPUESTA. Pese a que las críticas al proceso independentista llegaron de voces diferentes, aunque todas relacionadas con la economía, la Generalitat encontró un solo culpable a la situación de inquietud denunciada desde el sector financiero: el Gobierno central. Así, lo subrayó el consejero de la Presidencia y portavoz del Govern, Francesc Homs, que achacó «la incertidumbre» sobre el proceso secesionista a la falta de diálogo con Cataluña por parte del Gabinete de Rajoy que, según recalcó, «no quiere afrontar las legítimas peticiones de la comunidad».