Gallegos en la luna... y con calidade

Roberto Rodríguez / Burgos
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Arranca un miniciclo noroccidental peninsular. la se sion de anoche fue trepidante, de ritmo alto y ovacionada constantemente por el respetable

Ayer sobre las 23.30 horas pudimos observar en el cielo aquello de que en la luna siempre es de noche y que por allá siempre encontraremos algún gallego.
Si trazamos un triángulo ampliable uniendo Verín (Orense), Ponferrada (León) y Cangas de Narcea (Asturias), encontraremos tres gigantes del sector: Xaraiva, Pibierzo y Pablo. Estos gallegos-asturianos, primos hermanos no son tanto, por que la competencia artística y comercial en la zona es tremenda, pero sí por estilos similares en sus espectáculos y unidos por el producto denominación de origen geográfico: el volador de caña. Este año van a competir entre sí por la conquista del trofeo burgalés, algo similar a lo que se pretendió en la pasada edición haciéndolo con empresas del mediterráneo. 
Los artefactos de voladores se consiguen también con carcasas. En ellas se agrupan racimos de descargas de truenillo en distintas tonalidades y con mechas de distinta duración, que al abrir en lo alto cuando el payús enciende los mismos, descargan aquellos con gran sonoridad rítmica e interválica. Anoche tocó el turno a pirotecnia Xaraiva, que ya ganó el trofeo en 2012 tras tres intentos en los que cada vez que venían a Burgos eran ovacionados por el público. 
Y esta es la cuarta vez que ocurre. En esta muestra-concurso, cada empresa hace su espectáculo con el presupuesto que tiene durante 13 minutos mínimo y a su estilo; la clave está en quien arriesga a disparar más material del pagado en detrimento de conseguir el premio : 5.000 euros y la escultura ‘Burgos Lux Mundi’ de Óscar Martín.
En la sesión de ayer abundaron estas carcasas de descargas y un sinfín de fases alternas creando calmas, tormentas así como una atmósfera lírica e intimista, de magia, brujería, cultura y fe cristiana, propia de las etapas finales del Camino a Compostela. Magníficos estuvieron en la fase fugaces con silbatos (las perlas se mueven en curva en el espacio), en la fase de oscilantes y cartetas en forma de lluvia descendente, la nevada en forma de intermitente blanco, el intimismo naturalista en las carcasas de espiga blanca, magnolias y crisantemos de kraker. La composición llegó a veces a tener tres alturas en algunas fases, lo que supuso todo un alarde de calidad.
El bombardeo prefinal fue muy largo y apoteósico desembocando en kamuro y traca que anunciaba el final, pero apareciendo otro final inesperado, muy potente en lentejuela amarilla con el que esta vez sí, Xaraiva pintó y firmó en la luna, que esta noche veremos otra vez, ya que gallegos y asturianos, primos hermanos, encontrados en el Camino... y hasta en la luna.