Ignacio del Río, la vitalidad del arte

I.L.H. / Burgos
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Como cada año, su pintura vuelve a ser la antesala de la Navidad con su obra más reciente, pero esta vez también se incluyen curiosidades abstractas pintadas en técnica mixta y spray. El Arco de Santa María acoge la primera exposición tras su muerte

No fue un déjà vu, pero se parecía. La cita, como casi siempre, fue en el Viva la Pepa aunque en lugar de sombrero llevaba una visera. De ahí subimos al Arco de Santa María por el ascensor -siempre por el ascensor- y el cuadro que nos recibió fue, por supuesto, el de unas flores. Saludó a los Javieres e hizo algún comentario sobre lo que faltaba por rematar... Nada que no hubiera pasado del mismo modo otras veces. Incluso resultaba reconfortante. A la vuelta de la esquina señaló un retrato, como casi siempre había en ese lugar.  Fue entonces cuando la sensación de haberlo vivido antes se desvaneció por completo.

Esta vez no era el anciano Julián, ni la pizpireta Chelo, ni el fallecido Carlos Pavón quien saludaba al visitante. Para ese lugar mi guía por la exposición, el hijo mayor del artista fallecido el verano pasado, había escogido junto a sus hermanos un autorretrato que Ignacio del Río fechó en el año 2000, de las pocas veces que lo hacía. Como tampoco solía poner títulos a sus obras.

«Es un homenaje que le hacemos la familia -con el apoyo de las instituciones, por supuesto, y de la gente que trabajaba con él-. Pero es también un homenaje de Ignacio del Río a la ciudad», relataba antes de la inauguración Adriano, otro de los hijos del pintor. «Hay cosas que van a sorprender, que no son habituales», añadía Ignacio del Río, hijo.

Para la exposición que como cada año servía de antesala a la Navidad han seleccionado cerca de medio centenar de cuadros en los que está presente la vitalidad del artista, su indomable forma de captar el detalle a base de trazos,  el ímpetu de la inspiración y sus temas recurrentes. Pero en ¡Hasta la vista! también se pueden ver obras que pocos serían capaces de identificar con Ignacio del Río, quizá los más antiguos y con buena memoria. Cuadros sobre tabla hechos con spray y técnica mixta, poemas visuales llenos de simbolismo y hasta una obra abstracta con composiciones geométricas más oscuras que las que pintaría Mondrian.

«Algunas son piezas de realización sencilla pero que soportan un equilibrio fantástico. Son de la época de Ubierna, de finales de los 70 y principios de los 80. Son cuadros que llevan mucha carga surrealista y de los que hemos encontrado estudios, apuntes y bocetos del mismo tamaño que la obra», sostiene Txolo del Río.

La primera exposición dedicada al artista tras su muerte recoge también óleos y pasteles de su creación más reciente. En este caso y en la planta baja no faltan sus nieves de todos los colores, los flamboyanos cubanos de rojo intenso, las marinas nocturnas, las plazas de toros, los borrachos o las flores. En la parte superior se reparten temas menos habituales en sus últimas exposiciones, pero también reconocibles, como los desnudos femeninos o paisajes de colores no tan vivos: «Se titula Luna húmeda de verano y refleja un día de bochorno, humedad, lleno de transparencias con el reflejo de la luna sobre las nubes...», resume Del Río al señalar uno de ellos.

«La calidad me parece excelente. Cada vez se movía más entre el expresionismo abstracto y la propia abstracción. Los detalles se reconocen porque están y eran intención del artista, pero como un apunte de lo que quería contar. Cada vez había también más carga de pintura», añade, mientras recuerda que últimamente pintaba incluso sus propios marcos.

La expectativa del Fórum

Txolo, Violeta, Susana, Adriano y el pequeño Ignacio -que ayer estuvieron presentes en la inauguración; también su mujer Deisy- llevan varios meses trabajando en esta muestra y en la retrospectiva para la primavera en el Fórum. «Estamos recopilando obra de importancia y cosas especiales que está en manos de coleccionistas, como una serie que pintó en Madrid de un tamaño respetable y que aquí no se ha visto».

Durante estas gestiones no han «descubierto obra», pero sí han rescatado piezas «que no se veían desde hace muchísimo tiempo, como la deCalifornia, Ubierna o unos abstractos que pintó en la época del Arco del Amparo... No ha habido sorpresas, pero sí cuadros que estaban almacenados casi en el olvido. Hay series impresionantes».

Antes de eso, y tras la inauguración de ayer en el Arco, habrá tiempo para recorrer la vitalidad que se encuentra en el arte de Ignacio del Río hasta el 20 de diciembre. Y después, cuando ésta termine, serán los artistas quienes le rindan homenaje en este mismo escenario. En este caso habrá obra también de los tres hijos que pintan: los dos Ignacios y Violeta.