Un fallecido esperaba el permiso de residencia y otro lo obtuvo en julio

P.C.P. / Burgos
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Abdelkarim, de 34 años, empezó en 2011 a aprender castellano en Atalaya Intercultural, donde conoció a Cherkaoui, de 39, responsable de la casa de acogida de la asociación

El siniestro se produjo en el kilómetro 35 de la carretera de Aguilar, cuando regresaban a Burgos. - Foto: Jesús J. Matías

«Ahora que empezaban a ver la luz se nos han ido». Detrás de cada muerte en accidente de tráfico hay un drama pero la carretera no ha podido ser más cruel con Abdelkarim, de 34 años, y Cherkaoui, de 39, los dos marroquíes fallecidos el domingo al colisionar contra un camión en la Nacional 627. El primero esperaba a que se resolviese el expediente de su permiso de trabajo y residencia en España por arraigo, el segundo lo había conseguido en julio.
Isabel Olazagoitia pone voz al dolor en el que están sumidos todos los que trabajan o colaboran en Atalaya Intercultural, la asociación desde la que Religiosas de Mª Inmaculada, Hijas de la Caridad, Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, jesuitas y salesianos ayudan a los inmigrantes. Las dos víctimas eran usuarios de sus servicios, cada uno desde una perspectiva, pero ambos con un «comportamiento impresionante. Eran de casa», resume la coordinadora.
Cherkaoui llamó a la puerta de Atalaya el 29 de febrero de 2012. Profesional de la aeronáutica enMarruecos, la ley de extranjería española le consideraba una persona en situación irregular. Vivía en la casa de acogida de Atalaya, de la que actualmente era el responsable, tanto por su excelente comportamiento como por su experiencia. Tras realizar los cursos prelaborales y esperar durante años, le llegó una oferta para limpiar la casa de una persona. Desde julio tenía el permiso de residencia y trabajo. Conseguido ese sueño, se preparó el carné de conducir, lo aprobó y compró un coche «de cuarta o quinta mano», explica Isabel. El domingo por la mañana había quedado para probarlo y se marchó de casa a las 10 de la mañana. Sufrieron el accidente a las 12.46 horas, cuando regresaba a casa. EnBurgos no tiene a nadie, pero hoy esperan la llegada de una hermana que vive en Mallorca, para que decida qué hacer con su cuerpo. También está implicada la comunidad marroquí local y el cónsul de Bilbao.
Karim sí tenía familiar en la capital, una hermana y un cuñado. No vivía con otros compañeros en Atalaya pero sí hacía uso de sus servicios, como por ejemplo el comedor. Allí llegó el 4 de octubre de 2011, para aprender castellano. Lo hizo y también los cursos de formación. El expediente para regularizar su situación se presentó hace un mes y estaba todavía sin resolver. La carretera le negó lo que tanto había luchado por lograr.