Incertidumbre entre la plantilla de Gaytán tras declarar la firma el concurso de acreedores

R.C.G. / Miranda
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La empresa, que ahora deberá acreditar su viabilidad, cuenta con 28 empleados a los que todavía se les adeudan cuatro nóminas

 
La plantilla de Bacalao Gaytán vive momentos de incertidumbre. La empresa ha entrado en proceso concursal, por lo que si en los próximos meses no hay indicios de viabilidad y no prosperan las negociaciones con los acreedores para lograr una rebaja de la deuda, se podría decretar el cierre definitivo de la planta, lo que afectaría a 28 trabajadores. 
Gaytán arrastra problemas económicos desde hace más de dos años. Desde hace tiempo tiene pendiente el pago de cuatro nóminas a sus empleados y adeuda además una cantidad cercana a los 5 millones de euros a los bancos, por lo que ha decidido acogerse al concurso voluntario de acreedores, para entre otras cosas, congelar el pago de los créditos pendientes a las entidades financieras. 
Según trasladó la dirección de la empresa a la plantilla en una reciente asamblea, la medida es la última instancia para evitar la liquidación., por lo que los trabajadores afrontan con preocupación el proceso. 
Aunque desde Gaytán siempre se ha recalcado la voluntad de buscar fórmulas que permitan reflotar la histórica planta, hasta la fecha no se ha encontrado una solución a sus problemas financieros.  La falta de liquidez ha impedido ponerse al día con la deuda salarial acumulada, motivo por el que cinco empleados solicitaran en los últimos meses su despido por la vía judicial alegando incumplimiento de contrato y en más de una ocasión la plantilla ha cobrado el salario en plazos. 
A partir de ahora la fábrica ubicada en el polígono de Lantarón queda bajo el control del administrador judicial, quien será el encargado de valorar si existen indicios de viabilidad a futuro. 
El volumen de ventas actual indica que sí, ya que se han cerrado acuerdos recientes con grandes superficies,  pero el problema es la deuda atrasada, lo que obliga a negociar con los bancos para llegar a un acuerdo de refinanciación que impida el cierre de una firma referente en el sector, fundada originariamente en Miranda y que tras muchos años situada en la carretera Nacional I, en el año 2007 decidió trasladarse a una nave en el polígono de Lantarón.