Cuatro agentes tutores controlarán el absentismo y el acoso en centros educativos

I. Elices / Burgos
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Policías locales. El Cuerpo crea una nueva figura que estará en contacto directo con profesores, alumnos y padres a fin de asesorarles en cualquier tipo de conflicto.

Agentes de Educación Vial, en Concepcionistas. - Foto: Luis López Araico

La Policía Local ha detectado que numerosos chavales sienten un evidente desprecio por las más elementales normas de convivencia, una falta de respeto que se pone de manifiesto en el creciente incumplimiento de no pocas ordenanzas municipales. Resulta imposible erradicar el botellón a golpe de sanción; las multas tampoco amedrentan a quienes tienen por hábito orinar en la calle y los atentados contra el mobiliario urbano, lejos de cesar, van en aumento. De ahí que el Cuerpo vaya a unirse a la iniciativa de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que propone la creación de una red de agentes tutores. 
Su misión no es tanto la de vigilar lo que ocurre en los centros educativos, que en parte también, como la de prevenir comportamientos perniciosos y asesorar a profesores y padres sobre cómo actuar ante los distintos conflictos que plantean los alumnos. Estos problemas no son meros incidentes de comportamiento, tienen que ver con conductas perseguibles penalmente y administrativamente: acoso escolar, tráfico y consumo de drogas, violencia de género, absentismo, etc.
El mayor de la Policía Local, Félix Ángel García Llorente, ya ha ideado el modo en que va a desarrollar el proyecto en la capital burgalesa. Empezará con una experiencia piloto con cuatro agentes tutores y otros tantos centros educativos. Su intención es encontrar dos institutos públicos y dos   privados. Estos últimos «suelen contar con todos los ciclos», lo cual permitirá a los policías «acceder no solo a los estudiantes de la ESO sino también a los de Primaria».
El propósito de la Policía Local es empezar este mes de enero, aunque antes de nada lo que «hay que hacer es elegir a los agentes tutores». Y es que «no todo el mundo es apto para este trabajo». García Llorente subraya que han de ser «voluntarios y que demuestren una especial sensibilidad hacia los chavales». «No vale que nombremos a cuatro personas que luego no lleguen a implicarse bien en su misión; será un trabajo bonito, pero de mucho esfuerzo, pues se dedicarán a él casi en exclusiva», advierte.  Ya tiene en mente algunos nombres, pero habrá de esperar a tener la lista completa. Además, tendrán que superar un proceso de formación.
La segunda tarea pasa por elegir los centros educativos. Contactarán con varios para proponerles la iniciativa. Después comenzará un proceso de rodaje con esos cuatro institutos, tras lo cual «podrán unirse más al proyecto», según señala el mayor de la Policía Local.
En estos momentos hay muchos colegios que contactan con la Policía Local para que los agentes impartan charlas a alumnos, padres y profesores sobre violencia juvenil, drogas o alcohol. Con la figura del agente tutor «se trata de estar en continuo contacto con los centros y con la comunidad educativa en general, el consejo escolar, los alumnos, las asociaciones de padres, educadores, directores, etc».
Su función tendrá una doble vertiente. No se dedicarán a controlar ni a vigilar lo que ocurra en las aulas, pero ese contacto continuo «les permitirá detectar casos de acoso y, sobre todo, asesorar a los responsables del centro sobre cómo abordarlos y erradicarlos». Asimismo, su presencia en los centros les dará la posibilidad de observar «si hay movimientos extraños de jóvenes que acuden para vender droga o si se producen episodios de violencia de género tanto dentro como fuera de las aulas».
Mención aparte merece el programa contra el absentismo escolar, por el cual los agentes tutores entablarán un especial vínculo con los asistentes de los Centros de Acción Social (CEAS), a fin de disminuir el número de chavales que tiene por normal saltarse las clases.
Al margen de ese cometido de carácter fiscalizador, su otra función y, «quizás más importante», será la de prevenir comportamientos perniciosos. De ahí que los cuatro agentes tutores elaborarán un plan de charlas y talleres que impartirán a alumnos, profesores y padres a fin de enseñarles cómo actuar para «evitar que los chavales se inicien en el consumo de alcohol y drogas o para detectar a tiempo conductas que a la larga serán más difícil de corregir».
La implicación de los agentes tutores con la comunidad educativa será total, pues incluso facilitarán su teléfono para que el contacto sea permanente. De hecho, acudirán a los centros no solo por iniciativa propia sino a petición de los alumnos, padres y profesores, «ante cualquier problema que pueda presentarse».
En la actualidad ya hay dos agentes que desarrollan el programa de Educación Vial, destinado a formar a los chavales en las distintas normas que han de guiarles en su relación con los coches, las motos y las bicicletas, si bien también les enseñan otras ordenanzas municipales. Asimismo, la Policía Local colabora con la Nacional en la Operación Libro, dedicada al control de venta de droga en los colegios. El Cuerpo municipal aporta su unidad canina para detectar presencia de estupefacientes en el entorno de los centros.