Fallece un joven burebano al caer con su coche al embalse de Sobrón

R.C.G. / Miranda
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La víctima perdió el control del vehículo en una curva y cayó al agua en una zona con una profundidad superior a diez metros y muy poca visibilidad. Los equipos de rescate tardaron más de tres horas en recuperar el cuerpo

Un joven burebano falleció ayer al caer con su coche al embalse de Sobrón. La víctima, Eduardo Miguel Espirito Santo, de 33 años, nacido en Portugal aunque residente en Briviesca junto a su familia desde hace años, perdió el control del vehículo en una zona de curvas del pantano y se salió de la calzada, chocando con un pequeño terraplén, lo que provocó que el coche saliera disparado precipitándose al agua a una distancia considerable de la orilla, donde la profundidad es superior a los diez metros. Eso, unido a la poca visibilidad del agua, complicó las labores de rescate, que se prolongaron durante más de tres horas. 
Aunque el fallecido era el único ocupante del vehículo, un amigo viajaba junto a él en una moto  a escasos metros. En las proximidades había también vecinos, que rápidamente se acercaron a intentar prestar auxilio, pero fue imposible hacer nada por salvar la vida del joven burebano. «Nos acababan de adelantar los dos y de pronto hemos visto como el coche derrapaba, ha salido despedido y se ha hundido en cuestión de segundos», relataba una de las testigos. 
Hasta el lugar se desplazaron dotaciones de Bomberos de Miranda, Espejo y Álava, con equipos de salvamento acuático, zodiac y un helicóptero, además de efectivos sanitarios de las dos comunidades autónomas, todos ellos coordinados por un técnico de Atención de Emergencias del Gobierno Vasco. 
A pesar de que se cortó totalmente el tráfico en la N-2122 para facilitar las maniobras, el rescate no fue sencillo.  «Debajo del agua no se ve más allá de 15 centímetros porque baja muy turbia por la lluvia de los últimos días», relataba uno de los bomberos que participó del operativo. 
Por fin, a las 17:10, más de tres horas después de que ocurriera el accidente, los buzos de la Ertzaintza localizaron el Audi A-3 en el que viajaba Eduardo Miguel, a quince metros de la orilla y más de diez  de profundidad, y en su interior el cuerpo sin vida de la víctima. «Si no hubiera pillado el terraplén quizá los muros de contención le hubieran frenado o al menos se habría caído más cerca de la orilla, como ha pasado en otros accidentes, y no se hubiese hundido entero», explicaba otro de los integrantes de los equipos de emergencia. 
Nacido en la localidad portuguesa de Sezulfe, Eduardo Miguel Espirito Santo residía desde hace muchos años en Briviesca, donde se trasladó junto a su familia cuando todavía estaba en edad escolar, cursando el secundario en el instituto de la zona,  por lo que era una persona conocida en la localidad, en la que también viven sus padres y dos hermanos más. 
Actualmente el joven de 33 años, que estaba soltero y no tenía hijos, trabajaba en la empresa Maderas Pascual Vinuesa, ubicada en Rubena.