El Programa de Apoyo a la Infancia y Familia del Ayuntamiento trabaja con cerca de un centenar de familias en las que se han detectado casos de maltrato físico y psíquico y negligencias en el cuidado físico y emocional de los críos. Así lo refleja su memoria, que fue presentada ayer por la concejal del área, Ana Lopidana, quien transmitió la extrañeza de los profesionales sobre la ausencia de casos de abusos sexuales: «Es una problemática que sabemos que se da en, aproximadamente, el 15% de los menores pero que no llega a los servicios sociales».
Las que sí se reciben son las desatenciones de todo tipo que se producen hacia los niños, tanto en las familias que son derivadas a este programa desde la sección de Protección a la Infancia de la Junta como en las que son atendidas en los centros de acción social (ceas) municipales. En el primer caso, en 2013 se ha trabajado con 5 en las que había maltrato físico; 12 con maltrato psíquico; 8 con negligencia físíca, 6 con negligencia emocional y en 3 en las que había castigo físico a los niños. En el segundo, se han contabilizado 3 de maltrato físico, 15 de psicológico, 12 de negligencia física, 13 de negligencia emocional y 5 de castigos físicos y psíquicos. Los expertos también han cuantificado las situaciones en las que se han dado «modelos de vida inadecuados en el hogar», que han sido 12.
Técnicamente el maltrato es un concepto que engloba situaciones muy diferentes con características comunes: afecta negativamente a la salud de los menores, es el resultado de un conjunto de problemas que influyen en el bienestar psicológico y sus efectos negativos aumentan en intensidad a medida que la situación se cronifica o es más severa. Contra ello trabajan 9 profesionales de la Fundación Lesmes, entidad que gestiona el programa municipal, que se financia en un 77% por la Junta de Castilla y León. Cuenta con un presupuesto de 321.000 euros y el año pasado resolvió con éxito el 83% de las situaciones planteadas en las que las familias finalizaron todo el proceso de intervención.
Otros problemas que intentan solventar estos trabajadores son los derivados de separaciones y divorcios, las toxicomanías y las dificultades en la educación de los adolescentes y en el control de su comportamiento.
Para ello, además de la intervención en los casos concretos, el Ayuntamiento ofrece el programa Educar en Familia, que se desarrolla a través de talleres para los distintos grupos de edad en diferentes centros cívicos, culturales y colegios. También pone a disposición de la población un programa que apoya a las familias durante los procesos de separación y divorcio y otro para adolescentes que han sido madres, que en 2013 atendió dos casos.