El año pasado Cáritas atendió en la provincia a 2.000 personas sin hogar, tanto los que no disponen de un techo bajo el que cobijarse como quienes lo han perdido por un desahucio, son residentes en infra viviendas, en viviendas ocupada, etc. La crisis ha bajado la media de edad de quienes sufren este problema, ha hecho disminuir el número de transeúntes y ha aumentado el de personas con vínculos en la ciudad.

Además de la exclusión, los principales problemas a los que se enfrentan pasan por la falta de acceso a la vivienda, la salud mental(3 de cada 4 personas tienen alguna problemática asociada), la atención en periodos de convalecencia y el acceso a la renta garantizada. En este último caso, a los tiempos de espera que determinan las administraciones se añade el hecho de que no disponen de una dirección para solicitarla, uno de los requisitos que exige la ley.

Por ello desde Cáritas reivindican un modelo de ventanilla única «que evite muchas de las dificultades con las que se enfrentan estas personas para las que, en muchas ocasiones, las gestiones suponen una barrera», tal y como ayer apuntaba Pilar Martínez, de la Fundación Lesmes: «En Málaga hemos conocido un modelo envidiable para centralizar el trabajo de las distintas asociaciones y el propio Ayuntamiento. Así, cuando llega un caso, entre todos hacen la derivación y se agiliza los trámites prácticamente en una mañana.  Aquí podría hacerse también porque Burgos es una ciudad pequeño y el número de instituciones abarcable», añade.

Estas exigencias llegan cuando se cumplen diez años del albergue de Cáritas en la calle San Francisco. «Con las nuevas instalaciones hemos pasado a un modelo integral y de acompañamiento», resumió David Polo, quien recordó que anualmente atienden a entre 1.200 y 1.600 personas. En la actualidad tienen 40 plazas y un 80% de ocupación.