¿Y si el claustro de Palamós fuera el original de San Pedro de Arlanza?

R.Pérez Barredo / Burgos
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Una nueva tesis vincula la galería románica aparecida en una finca de Girona con la abadía fundada por Fernán González en 912

La planta del claustro. El autor de esta teoría asegura que las dimensiones del claustro aparecido en Palamós son exactamente las mismas que tiene el claustro de Arlanza.

Sería un magnífico aniversario. Un 1.100 cumpleaños más que feliz si se confirmara la tesis que un anónimo bloguero lleva días alimentando: que el polémico y ya famoso claustro románico hallado en una finca privada en la localidad gerundense de Palamós podría pertenecer al monasterio de SanPedro de Arlanza. Este bloguero, que firma como Maestro de Covarrubias, sostiene su teoría con varios argumentos. Uno, que las dimensiones del claustro expoliado son idénticas a las del de San Pedro de Arlanza; otro, que en uno de los frescos más antiguos del monasterio, datado hacia 1210, procedente de una sala situada en la Torre del Tesoro y hoy conservado en el Museo de Arte de Cataluña, aparece un castillo con tres torres, exactamente el mismo elemento que, en piedra, luce entre dos arcos del claustro de Palamós; por último, este rastreador que vincula Palamós conArlanza hace hincapié en el detalle de uno de los capiteles, que recrea una escena de caza entre enebros, flora del valle burgalés que, según él, remitiría a la leyenda del fundador de San Pedro, el conde Fernán González, quien en una cacería de jabalí se topó con un ermitaño que le auguró un gran futuro.

Sin embargo, para los expertos en arte es poco probable, más bien «imposible», que así sea. René Jesús Payo, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Burgos, lo descarta de entrada arguyendo que el claustro originario de esta famosa abadía, cuna de Castilla, fue destruido, construyéndose sobre él otro de estilo protobarroco, herreriano, en el siglo XVII. «Es un hecho que está muy documentado.En aquellas épocas se hacía así. No se conservaba nada, si acaso algún capitel, pero de ninguna manera se desmontaba y se llevaba a ningún otro sitio. Es imposible a un 99,9 por ciento», apostilla con firmeza. Además, ninguno de los expertos consultados desde que se conociera la existencia de esta joya románica, ha barajado nunca esa posibilidad.

Sí que coinciden en afirmar su posible origen burgalés, por sus similitudes con el de Santo Domingo de Silos, pero de otros monasterios. La teoría que más fuerza tiene es la que insinúa que podría pertenecer al monasterio benedictino de San Pedro de Gumiel de Izán, del que apenas queda una ruina de tapia. Aunque fue muy importante desde su fundación en el siglo XI, entró en decadencia a comienzos del XVIII para, con las diferentes desamortizaciones, convertirse en pasto de la ruina y el olvido.

La otra abadía burgalesa a la que podría pertenecer el sorprendente claustro es la de SanAntón, en Castrojeriz, en pleno Camino de Santiago, fundado en el siglo XII. Hay un tercer centro religioso en la provincia de Burgos que podría reivindicarlo: se trata del monasterio de San Cristóbal de Ibeas, del que no queda un solo resto en pie. El monasterio de San Agustín de Benevívere, en la localidad palentina de Carrión de los Condes, y el segoviano de Santa María de la Sierra, en Collado Hermoso, también podrían reclamar la paternidad del claustro de Girona.

Un bombazo

La noticia estalló a comienzos del mes de junio, cuando Gerardo Boto, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Girona, hizo pública la existencia en la finca privada Mas del Vent de Palamós de este claustro, que semanas después confirmó su origen románico con la visitas de expertos de todo el país. José María Pérez, Peridis, presidente de la Fundación Santa María la Real, declaró que se trata de una obra «original y de máxima importancia», veredicto que confirmaron el resto de privilegiados expertos que pudieron contemplar la joya in situ. Según se ha sabido, este claustro fu adquirido por un anticuario de Madrid, Ignacio Martínez, en 1931, y montado en un solar de Ciudad Lineal.

Cinco años después fue puesto a la venta, aunque no fue adquirido hasta 1958 por un millonario alemán llamado Hans Engelhorn por un millón de pesetas. Engelhorn era antepasado del actual propietario del claustro y de la finca en que se asienta.