Vega Sicilia inicia las celebraciones de su 150 aniversario con un encuentro de 30 grandes bodegas de todo el mundo

Ical
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Pablo Álvarez (2 d), junto al bodeguero ameriacano Bill Harlan, acompañado por sus hijos Will y Amanda, ayer en la recepción a bodegueros. - Foto: Ical

  La bodega Vega Sicilia inició hoy las celebraciones de su 150 aniversario con una cena de gala que reunió a unas 200 personas, entre los que se encontraban afamados expertos del sector y los responsables de 30 bodegas de todo el mundo con más de un siglo y medio de vida. El ágape, que tuvo lugar en las instalaciones de Valbuena del Duero (Valladolid), corrió a cargo de los cocineros Juan Maria Arzak y Juan Roca.

En la cena estuvieron presentes representantes de míticas bodegas como las francesas Cheval Blanc o Château d´Yquem, la alemana Egon-Müller-Scharzhof, o la italiana Gaja, y las casas de champagne Bollinger, Salon o Pol Roger. Las bodegas españolas que acompañarán a Vega Sicilia fueron Alvear, Marqués de Murrieta, Codorniú, CVNE, González Byass, Marqués de Riscal, López de Heredia, Osborne y Torres.

También acudieron el colecionista norteamericano Bipin Desai, el presidente de la Real Academia de Gastronomía, Rafael Ansón; el escritor de vinos, el leonés José Peñín y periodistas como Angela Lee o Thomas Vaterlaus.

En su intervención ante los invitados, el consejero delegado de Vega Sicilia, Pablo Álvarez, auguró un futuro “grande” a la bodega ya que sostuvo que se han sentado las bases para seguir elaborando buenos vinos. Expuso que el mundo del vino “evoluciona”. “Cada vez se conoce más de los vinos y de las viñas, los consumidores cambian y nuestra labor en el futuro es seguir haciendo año tras año el mejor vino que sea posible”, dijo el empresario, quien apostilló: “El mejor vino siempre estará por hacer”.

Asimismo, el directivo asumió como una “responsabilidad” conocer “mejor” lo que hacen y “reconocer” los errores ante los clientes para darles “lo mejor” de las tierras, climas y cepas productoras de vino. Además, afirmó que es un “orgullo” para la familia haber continuado durante los últimos 32 años con la labor que mucha gente ha hecho con “esfuerzo y amor”, “aciertos y fracasos”, durante estos 150 años.

Pablo Álvarez dio con su discurso la bienvenida a los invitados y les agradeció su presencia en el banquete. “Jamás podremos olvidarlo”, dijo y manifestó su admiración a los bodegueros ya que afirmó que elaboran “auténticas obras de arte. También, valoró la trayectoria del cocinero vasco Juan Maria Arzak y de los hermanos Roca, que mañana serán los encargados de preparar la segunda cena de gala, a la que asistirán entre otras autoridades la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Durante la cena se sirvió un vino “misterioso”, cuyo nombre no fue desvelado hasta el final. Vega Sicilia eligió para regar los platos un Valbuena 5º 2010 y los Único 1994, 1981 Magnum y 1953. Además, los invitados recibieron un libro sobre Vega Sicilia, que pretende ser un “homenaje” a la bodega y a la matriarca de la familia Álvarez.

Bodega legendaria

La finca de Vega Sicilia, situada en la margen izquierda del Duero, está compuesta por 985 hectáreas de terreno situadas en los términos municipales de Quintanilla de Onésimo y Valbuena del Duero. Sus orígenes son inciertos aunque parece que data del siglo X, cuando la zona comenzó a desarrollarse en torno al alfoz y castillo de Peñafiel que, en el siglo XII, era “comunidad de villa y tierra” en torno a la cual se asentaron numerosas aldeas.

En 1143 se fundó el Monasterio de Santa María de Valbuena dentro de la comunidad, lo que generó numerosos conflictos con la villa de Peñafiel por la propiedad de la finca durante toda la Edad Media hasta que, en el siglo XV, ambos llegaron a un acuerdo. El primer nombre conocido fue Coto de Santa Cecilia, al existir una capilla en honor a dicha santa en esas tierras, que el lenguaje popular llegó a sincoparlo y convertirlo tiempo después en Vega Sicilia.

Siglos después, Toribio Lecanda la compró en 1848 y allí comenzó a elaborar vinos, 'brandis' y ratafías hasta que la donó en herencia a su hijo Eloy, quien fundó la bodega en 1864. Su trabajo, con la plantación de nuevos tipos de vides e innovación en la elaboración de vinos, se vio reconocido desde 1873 por numerosos premios internacionales entre los que cabe destacar el otorgado “por la aclimatación de plantas exóticas”.

También destaca la figura de Txomin Garramiola quien en 1905 inició la elaboración de un modelo de vino identificado por el largo envejecimiento en madera y una crianza que no bajaba de los siete años. En 1966 su propiedad pasó a la familia checa emigrada a Venezuela Neumann Svaton, que la vendió en 1982 a la familia Álvarez.

En realidad la familia Álvarez llegó a Vega Sicilia por casualidad. Fue requerida como intermediaria para vender la bodega a dos grupos interesados en Suiza e Inglaterra pero finalmente acabó por comprarla. Además, decidió abandonar otros cultivos y apostar por el vino como seña de identidad, que ha ido incorporando las bodegas Alión, Oremus, Pintia y recientemente Macán.