El bajo del Ayuntamiento evoca esta semana un campo de batalla medieval, con dos ejércitos posicionados, esperando la señal. A un lado se encuentra el batallón más numeroso y con la ventaja de dominar la única vía de salida, aunque es también desordenado y de armamento obsoleto. Enfrente, en perfecta formación, se disponen dos líneas de soldados disciplinados, con la tecnología más moderna y un líder bravo, pero con el hándicap de estar acorralados contra la pared, sin escapatoria, y expuestos a un sofocante calor.
Cuando se está del lado de la plebe, entran ganas de cargar en tromba, sin esperar turno. De hecho, resulta difícil hasta conseguirlo, puesto que la máquina que expide los números se recalienta cada poco tiempo y los emite en blanco. Y si sale impreso, es para enfriar el ardor guerrero. 200 personas por delante acaban con la paciencia del más honrado.Si bien la mayoría persevera -¡una rebaja del 3% en los impuestos municipales lo vale!-, hay quien tira la toalla, generando un contrabando de números en manos de un reducido círculo de señoras.
2 horas y 15 minutos después de parlamentar con todo el que se pone a tiro, uno consigue cruzar a las líneas enemigas.Es entonces cuando se comprende el miedo que pasan los funcionarios de la oficina Burgos Atención alContribuyente (BAC). Trabajar frente a decenas de ojos clavados sobre ti y en posición de ‘preparados, listos, ya’, aniquila cualquier arresto.
Podrán ganar esta batalla, pero la guerra la tienen perdida.«Lo peor está por llegar», apunta resignada una funcionaria mientras firma el papel. «A partir del lunes empezarán a venir todos los que no lo han hecho y se enfadarán porque el plazo ha acabado».
Más de 700 personas sacaron número ayer solo para registrar su solicitud y marcharse sin tan siquiera saber cuánto van a pagar al mes o al trimestre.Algunos privilegiados escucharon el consejo en voz baja de una trabajadora del 010 -un monumento para ellas y otro para el personal de seguridad privada por su paciencia- y presentarán los papeles en el registro de la entrada del Ayuntamiento (o en el de la Diputación o la Junta), por la tarde o el sábado.Y obtendrán la misma gloria sin batallar.