El centro espiritano retoma la vida y se convierte en albergue turístico

I.M.L. / Castrillo de la Vega
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La Escuela Diocesana Voluntared ha firmado un acuerdo de cesión con la congregación propietaria del inmueble y los terrenos para comenzar a ofertarlo para grupos de todo tipo

Las habitaciones más grandes tienen capacidad para diez personas y todas cuentan con su baño propio, algunas incluso conforman un apartamento independiente. - Foto: DB

Los recortes en las partidas sociales de las administraciones públicas, que se han convertido en una indeseada tendencia para ajustar los presupuestos de las instituciones en esta época de crisis, llevaron hace casi dos años al cierre del Centro Terapéutico Adroga, que llevaba un cuarto de siglo funcionando en las instalaciones que los Espiritanos tienen en Castrillo de la Vega. Desde entonces, el edificio ubicado en el monte castrillense ha permanecido habitado por dos o tres padres espiritanos que lo han mantenido mientras se buscaba un destino para el inmueble y su entorno. Ese destino llegó el pasado mes de junio cuando, tras una negociación, la Escuela Diocesana Voluntared, dependiente de la Archidiócesis de Burgos, firmó un acuerdo de cesión del centro por espacio de 10 años a cambio simplemente de mantener las instalaciones y darles un uso.

Esta entidad sin ánimo de lucro ha echado mano de su experiencia en la gestión de otros dos albergues turísticos, el que tiene en Santibañez Zarzaguda y el de Poza de la Sal, y ha realizado una inversión de 15.000 euros antes de comenzar a dar un uso discreto a las instalaciones, esperando la licencia de actividad que debe otorgarle el Ayuntamiento de Castillo de la Vega para poner las instalaciones en marcha al 100%, lo que sus responsables esperan que sea una realidad este próximo verano.

El objetivo de Voluntared con este nuevo proyecto es ofertar unas instalaciones apropiadas para cualquier tipo de actividad grupal. «La iniciativa nace para dar un servicio a la Iglesia de Burgos y la zona, además de a todo el movimiento asociativo y a todo el que quiera venir, no deja de ser un albergue turístico, pero está pensado sobre todo para grupos, no le vamos a abrir a personas individuales», aclara Juan José Ángel, director de Voluntared. Hasta ahora, que aún no se ha dado a conocer masivamente la apertura de las instalaciones, ya han contado con algunos alojados, sobre todo provenientes de Madrid y una buena parte atraídos por el instituto religioso Iesu Comunio. «Gente que viene a visitar a esta comunidad tenía esta necesidad, ellas lo veían, lo hablamos y por eso, entre otras cosas, nos animamos», comenta Ángel.

Por el momento, ya tienen programados de campamentos para el próximo verano y algunos proyectos en mente, como poder abrir las instalaciones durante el fin de semana de Sonorama para suplir la falta de alojamientos en la comarca durante esos días. El albergue ofrece un centenar de plazas, en habitaciones para dos, cuatro, seis, ocho y diez camas en formato litera, cada una con su baño propio, además de salas de usos múltiples, cocina y una superficie verde en el entorno de 35.000 metros cuadrados en pleno monte de encinas de Castrillo de la Vega.