Apelar a los sentimientos o describir desgracias propias y ajenas es una buena forma de conseguir que los ciudadanos bajen la guardia ante quienes creen que son indigentes en busca de ayuda pero en realidad no son más que despiadados malhechores. Si a la secuencia los delincuentes que se hacen pasar por pobres incorporan un elemento de distracción, como un papel mal escrito -con numerosas faltas- el ambiente se torna idóneo para dar el palo a sus víctimas. Y si toda la puesta en escena falla siempre está la violencia para lograr el objetivo.
La Policía Nacional ha detenido a dos ciudadanos extranjeros -residentes en Parla (Madrid)- que emplearon estas artes para robar en a 11 burgaleses y a dos palentinos. Uno de ellos acudía a un establecimiento y pedía ayuda mostrando una hoja (ver fotografía) que enseñaba a sus víctimas para su lectura. Aprovechando que se despistaban tratando de descifrar el ilegible mensaje, el sujeto les sustraía móviles, carteras y efectos depositados en mesas o mostradores en los que trabajaban los afectados, muchos de los cuales, además, les daban limosna. Además, en dos ocasiones no dudó en agredir a su interlocutor cuando éste se percató de que le habían robado.
Los investigadores comprobaron que siempre se daba a la fuga en un coche cuyo conductor le esperaba con el motor encendido para salir rápidamente del lugar. Un dispositivo policial dio resultado el miércoles a mediodía en el centro de la ciudad. El detenido de más edad, C.F., de 29 años, fue detectado en una gestoría a cuyo dueño había ensañado la citada hoja. Al salir, se dirigió al vehículo donde le aguardaba su compinche, S.B., de 19 años. Cuando los agentes fueron a identificarlos, ambos se abalanzaron sobre los funcionarios y les agredieron, aunque finalmente lograron reducirlos y arrestarlos.
Las indagaciones han permitido esclarecer trece delitos. En todos los casos las víctimas han reconocido al autor en fotografías. El vehículo en el que viajaban, que figura a nombre de un familiar, les fue intervenido en la detención.
Curiosamente, horas después del arresto acudieron a Comisaría dos mujeres residentes en Burgos preguntando por los sujetos, con quienes mantienen una relación. Una de ellas portaba un móvil que le fue intervenido, ya que había sido robado en Palencia con el mismo método. Ambos se han desplazado a diario desde Parla a otras capitales cercanas para delinquir, por lo que no se descarta que se les impute más hechos.