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Para los afectados por el trastorno del espectro autista es fundamental que trabajadores y voluntarios de Autismo Burgos puedan estar a su lado, acompañándoles en cada fase de las actividades que realicen

Mari Cruz Arce Fuster (Burgos, 1957) llegó a Autismo Burgos desde la Escuela de Artes, en su caso en la especialidad aplicada a la madera. Después de cursar por afición estos estudios, le asignaron para sus prácticas uno de los talleres de la entidad. Allí se dio cuenta de que esta institución «funcionaba maravillosamente bien», hasta el punto de que «todos los burgaleses nos podemos sentir orgullosos. Cuando terminé mis prácticas, les prometí que volvería». Aunque tuvieron que pasar algunos años, cumplió su promesa.
En la actualidad colabora un día a la semana con los talleres de cuero y pintura, que son solo una parte de las múltiples actividades programadas para los asistentes. «El trastorno del espectro autista es muy amplio; en función de las capacidades de cada participante se le asigna un taller, en el que hay como máximo 3 o 4 personas». Esta dedicación tan intensa, con una proporción muy alta de educadores y acompañantes, se debe a que «pueden hacer muchas cosas, pero ninguno puede completar el proceso él solo. Por ejemplo, uno puede dibujar, otro pintar, otro enmarcar… Además, la rutina es muy importante, que sepan en cada momento qué es lo que tienen que hacer». En efecto, uno de los objetivos es que las personas que padecen este trastorno puedan «llevar una vida sin sobresaltos».
Con respecto a la imagen que se tiene socialmente del autismo -en realidad, como no dejan de señalar todos los especialistas del trastorno del espectro autista, porque es multiforme-, Arce lanza un reproche al cine: «Ha causado daño; se tiene la idea de que son personas muy inteligentes con problemas relacionales, pero va más allá. Por ejemplo, para realizar operaciones comunes necesitan imágenes o pictogramas». Aunque no todos los afectados son iguales, en casi todos los casos precisan una supervisión muy intensa, que en ocasiones su familia no puede procurarles.
Mari Cruz habla con pasión de Autismo Burgos: «De la nada se ha conseguido mucho». Su petición para este colectivo se centra en las necesidades: «Hacen falta muchos voluntarios. Una de las ventajas es que no hace falta tener un perfil específico; si alguien sabe de fontanería, o de jardinería, o de lo que sea, hay un sitio aquí para ser voluntario». Y, una vez más, la reivindicación económica: «Con la crisis cuesta más; además de aportar tiempo, también hacen falta recursos económicos».
Ahora tienen puesta la mirada en las Navidades. Autismo Burgos pone a la venta regalos, detalles y elementos de decoración realizados por los participantes, que ya se pueden comprar. 
Para más información contactar con Plataforma de Voluntariado de Burgos y Oficina de Atención al Voluntariado
plataformavoluntariadoburgos@gmail.com
voluntariado@aytoburgos.es