El asesinato de tres policías reaviva la tensión racial en Estados Unidos

AGENCIAS
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Dos agentes de Nueva York y uno en Florida mueren tiroteados por dos hombres que habían adelantado su intención de dar respuesta a los crímenes contra afroamericanos

El asesinato de tres policías reaviva la tensión racial en Estados Unidos - Foto: CARLO ALLEGRI

 
La muerte a tiros de dos agentes de Nueva York a manos de un individuo que después se quitó la vida en la madrugada del pasado sábado da una vuelta de tuerca a la tensión que vive la ciudad por el caso Garner, la muerte de un afroamericano a manos de un efectivo de las Fuerzas de Seguridad que fue exculpado por un gran jurado, y agudizó la crisis entre los sindicatos policiales y el alcalde, Bill de Blasio. «Este es un ataque contra todos nosotros», declaró el regidor municipal.
A este trágico suceso se suma el vivido ayer en Florida, en el que un hombre de color acabó con la vida de un policía tras difundir mensajes de venganza por los últimos fallecimientos de ciudadanos negros. La oficina del sheriff informó de que «hemos detenido al sospechoso, tras estamparse contra un poste telefónico».
Por su parte, la mortal emboscada de Nueva York se produjo en plena calle, en la confluencia de dos avenidas muy concurridas y repletas de comercios a las tres de la tarde y sin mediar acción alguna de los agentes, identificados como Wenjian Liu y Rafael Ramos. Un individuo se acercó al coche patrulla que ocupaban en la zona y les disparó varias veces en la cabeza y el torso. Los policías no tuvieron tiempo ni de sacar sus pistolas. El autor del suceso, el afroamericano Ismaaiyl Brinsley, de 28 años, huyó a una estación de metro cercana, donde se quitó la vida con el mismo arma. 
«Todo pasó muy rápido», comentó Carmen Jiménez, una vecina de Bedford-Stuyvesant, en el barrio neoyorkino, que se encontraba en el andén del metro cuando el asaltante era perseguido por al menos dos efectivos del cuerpo de Policía. «Nos gritaban que nos echáramos al suelo», precisó.
La zona fue acordonada de inmediato y las líneas del metro afectadas fueron suspendidas temporalmente.
El jefe de la Policía de Nueva York, William Braton, informó de que el asesino había disparado a su exnovia en el estómago el mismo día por la mañana en Baltimore (Maryland), dejándola herida de gravedad, y había amenazado después en su cuenta de Instagram con matar a policías de Nueva York. «Voy a poner alas a los cerdos. Se llevaron a uno de los nuestros, tomemos a dos de ellos», escribió junto a la foto de una pistola plateada.
La comisaría de Baltimore envió una alerta a sus colegas de Nueva York, pero esta llegó en el mismo momento en que se producían los asesinatos. Fuentes policiales señalaron que Brinsley pertenecía a una banda de delincuentes de conocida como Black Gorilla Family. «Es un asesinato sin sentido», señaló Bratton. «Es posible que los agentes ni llegaran a ver a su asaltante», añadió.
El presidente, Barack Obama, condenó «incondicionalmente» el asesinato de «dos oficiales que sirven y protegen a nuestras comunidades poniendo en riesgo su propia seguridad y que merecen nuestro respeto y gratitud». El líder demócrata pidió a sus ciudadanos que rechacen «la violencia y las palabras que dañan» y recurran a «las que curan: la oración, el diálogo paciente y la simpatía por los familiares y amigos de los caídos».