Salvador Díez y Esther Muela viven en el nº 33 de la calle El Puente, convertida en una auténtico barrizal tras la tromba de agua caída la tarde del miércoles sobre Tordómar. Tras una noche apenas sin dormir, ayer seguían desolados. Son los vecinos que han salido peor parados porque la casa está en una pequeña vaguada y el agua se coló a una velocidad de vértigo sin darles tiempo a reaccionar, explicaba Salva mientras mostraba los destrozos en la vivienda, que afectó a toda la planta baja, despensa, baño, una habitación que acababa de arreglar y la cocina. La calle El Puente, la carretera de Lerma, la travesía tras el polideportivo y el parque aledaño al arroyo han sido las zonas más afectadas por la tromba y en las que ayer, y aún hoy, se afanaban operarios y vecinos para retirar el lodo