El mosaico romano de Baños de Valdearados

Máximo López Vilaboa / Aranda
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El expolio sufrido en diciembre en la villa de Santa Cruz ha puesto en evidencia la importancia y el carácter único de la misma. Hallada en 1972, las campañas de excavación se interrumpieron seis años después

Dibujo realizado en los 70 por el arqueólogo José Luis Argente, sobre el que se ha marcado con tres colores las partes robadas. - Foto: DB

El pasado 28 de diciembre teníamos noticia del lamentable robo de buena parte del mosaico romano de Baños de Valdearados. Este hecho constituye uno de los más graves atentados contra nuestro patrimonio histórico-artístico y hace que la Ribera pierda uno de sus elementos patrimoniales más importantes.

El hallazgo de este mosaico fue absolutamente casual pero debemos destacar la generosidad de muchas personas de Baños que pusieron en conocimiento de las autoridades competentes lo que habían encontrado en sus tierras de labor. En noviembre de 1972, aprovechando que todavía no se había empezado a sembrar, se estaban realizando trabajos con una excavadora para igualar unas fincas propiedad de Victórico Domingo Alonso, situadas en el paraje conocido como Santa Cruz. Aparecieron restos de mosaico y el hallazgo se comunicó a la Diputación. Se personaron en Baños, para hacer un primer reconocimiento, dos técnicos de la institución provincial: José Luis de Uribarri Angulo y César Liz Callejo. Ante la sospecha de lo que esconde la finca rústica, remiten un informe a la Comisaría General de Excavaciones arqueológicas, que decreta que se deben realizar con carácter urgente unas excavaciones que valoren adecuadamente el valor del yacimiento. Se realizarán tres campañas dirigidas por José Luis Argente Oliver en 1973, 1974 y 1978. La primera campaña también estuvo codirigida por José Luis de Uribarri, uno de los dos primeros técnicos que supervisaron el yacimiento. Ante la importancia y calidad de lo que se estaba descubriendo el 30 de abril de 1974 visita la excavación arqueológica el director general de Bellas Artes, Joaquín Pérez Villanueva.

La villa romana de Santa Cruz- se localiza a medio kilómetro al Este del casco urbano de Baños de Valdearados, en la vega del río Bañuelos, junto a la carretera de Aranda a Caleruega, entre el arroyo Valdegumiel (o del Cantosal), el arroyo Languamieja y diversos caminos vecinales. Los materiales arqueológicos que se hallaron aparecieron dispersos en una amplia extensión de terreno, a ambos lados de la carretera. No obstante son más abundantes los restos que hay en el lado Sur de la carretera. Las sucesivas campañas de excavación en la villa romana de Baños permitieron exhumar más de mil metros cuadrados. Las villas romanas eran edificaciones situadas en el centro de una propiedad agrícola y tomaron un protagonismo muy especial tras la grave crisis del siglo III d.C. cuando las élites de la sociedad romana van abandonando las ciudades y se asientan en el medio rural. La villa de Baños se situaba al pie de una importante vía de comunicación como era la calzada romana que unía Clunia con Asturica Augusta (la actual Astorga). La ocupación de la villa abarca desde finales del siglo IV hasta principios del siglo VI, si bien algunos hallazgos de materiales arqueológicos hacen pensar que existió una edificación romana anterior perteneciente a la época altoimperial. Con posterioridad al siglo VI, el lugar fue utilizado como necrópolis, según se desprende de los enterramientos hallados, afectando a parte de las estancias de época romana.

El conjunto descubierto consta de una decena de habitaciones, con cimientos de piedras irregulares y algunos sillares unidos con cemento, apareciendo en los alzados adobes recubiertos de estucos decorados con temas geométricos. Tres de las habitaciones aparecen pavimentadas con mosaicos. Una de éstas, en forma de T, presenta motivos geométricos, destacando entre ellos una gran corona circular con ocho formas que asemejan escudos. Otro de los mosaicos es cuadrado y en él aparece un emblema central estrellado de ocho puntas, en cuyo interior hay una cabeza femenina. Alrededor de este emblema hay una cenefa con motivos geométricos y también se reproducen animales, motivos vegetales y cráteras.

Sin lugar a dudas, el más interesante de los mosaicos hallados hasta la fecha en la villa es el que aparece en dos escenas representando al dios Baco, que ha sido parcialmente destruido estos días. Se reproduce el dibujo que realizó en los años 70 el director de la excavación, José Luis Argente. Se han señalado en tres colores distintos las escenas que han sido robadas, estando seriamente dañadas las zonas adyacentes y deteriorado el conjunto del mosaico.

En color rojo se ha señalado una escena de caza que se ha robado y en la que hay un perro persiguiendo a una liebre. Sobre la representación aparece la palabra ‘EVRUS’, que es el viento que viene del Este. En color azul se delimita otro de los paneles robados: un perro persigue a una gacela bajo la palabra ‘ZEFYRVS’, que indica el viento procedente del Oeste. Con color verde se ha encuadrado la escena más grande que han robado: el regreso triunfante del dios Baco tras su viaje a la India. El dios Baco (Dionisos, en griego) aparece representado con el torso desnudo y semicubierto con un manto real, sobre la cabeza una corona con dos racimos de uvas, en su mano izquierda el tirso y en la derecha una jarra de vino. El dios es acompañado a su izquierda por una ménade, que es una de las bellas mujeres de carácter semidivino que le acompañan siempre. A su derecha el dios Pan, la divinidad de los pastores, los rebaños y los bosques. Aparece tocando la siringa, un antiguo instrumento musical construido con cañas de diversa longitud unidas entre sí. El regreso del dios Baco es sobre un carro tirado por dos panteras negras, animal de la India. Este dios conquistó la India y, al regresar a Grecia, fue a Tebas. Allí introdujo las fiestas bacanales en las que todos los presentes eran presa del delirio. El dios del vino conquistó la India, no por la fuerza de las armas, sino mediante una serie de encantamientos y ayudado por el poder que le otorgaba la viña y el vino.

Aunque será muy complicado que esta obra expoliada pueda recuperar el esplendor perdido, esperemos que el buen hacer de los cuerpos y fuerzas de seguridad permitan recuperar lo sustraído.