Invertir en ladrillo fue el sueño de varias generaciones de españoles y para muchos lo sigue siendo. Hasta que la crisis demostró los peligros de hipotecarse, la mayoría del país se animó a comprar su vivienda habitual y quien pudo llegó a la segunda, a la tercera, a casa en el pueblo y apartamento en la playa.La clase política no iba a ser menos, pero pocas veces había tenido tanta trascendencia una operación como la de Iglesias y Montero. El chalet de 600.000 euros, adquirido mediante una ventajosa hipoteca después de que Podemos criticara a «la casta» por operaciones equiparables, vuelve a despertar la curiosidad por lo que tienen y lo que deben los cargos electos. ¿Cómo están los próceres burgaleses?Más en la edición impresa o aquí.