¿Tierra contaminada en nuestros jardines?

Á.M.
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Un uso excesivo de compost, al parecer proveniente del secado de lodos de la depuradora, podría estar detrás de la pérdida de valiosos árboles en San Cristóbal y del 'barbecho' de Fuentes Blancas

12.25 del martes. San Cristóbal. Los vecinos que no están en el tajo pasean a sus mascotas, toman café en los bares del barrio o regresan apurados con las bolsas de la compra. Algunos se arremolinan en las entradas de las viviendas para cruzar cuatro palabras entre ‘vengo de’ y ‘voy a’. Aun a riesgo de resultar inoportunos, interrumpimos su conversación. ¿Esto ha olido así siempre? «No, esto es así desde que han hecho esta obra. Echaron aquí tierra muy mala, muy maloliente. Y mira los árboles, se han secado y ya no crece nada. Es un vertedero».

11,30 del miércoles. Fuentes Blancas. «Yo de ti no metería mucho la mano ahí. No sé qué han echado, pero basta olerlo para saber que no es bueno». El que habla es un hombre que bien podría haber cumplido los 70, viste como un profesional del paseo diario por el parque y se dirige a un periodista que está metiendo la mano en la cubierta vegetal con la que se ha apañado la reforma de la zona verde en el entorno de los (ahora nuevos) toboganes. En efecto, la tierra hiede. Pero hay algo más: allí no crece el césped y hay árboles que han comenzado a perder color mucho antes que otros vecinos de su misma especie.

Si siguen el mismo camino que los ejemplares de San Cristóbal, mal pinta. En la histórica barriada, que está siendo objeto de una rehabilitación integral esperada durante una década, hay enormes pinos con 40 años de vida que se han secado a la velocidad del rayo. Hace apenas tres meses lucían sanos, fuertes, verdes... Poderosos. Hoy son un esqueleto silente y amarillo, una sombra sin sombra. «En cuanto echaron la tierra aquí se secaron. Estos árboles siempre han estado sanos, por mucho que algunos vecinos quisieran podarlos», concreta un vecino al ser preguntado desde cuándo se da el llamativo ‘arboricidio’.

Todos los ejemplares dañados se encuentran en el ámbito de actuación de la obra de remodelación de la calle Alcalde Martín Cobos, cuya ejecución terminó en abril con un retraso de varios meses sin que se hubiera otorgado prórroga por parte del Ayuntamiento. Costó 1,2 millones sobre un presupuesto base de licitación de 1,7 y fue adjudicada a Herrero Temiño. Efectivamente, algunos vecinos habían pedido eliminar los árboles más cercanos a las viviendas, pero seguramente no esperaban que la causa fuera la muerte en vida de los ejemplares, por la vía rápida y sin una explicación aparente.

Tampoco en los parterres y la mediana crece la hierba e incluso los árboles nuevos que se han plantado están secos desde hace semanas. El caso ha causado cierto revuelo en el Ayuntamiento y ha provocado que desde el área de Infraestructuras, que licitó la obra, se hayan dado explicaciones a algunos ediles de la oposición, entre ellos al portavoz socialista, Daniel de la Rosa. Según esas explicaciones, la muerte de los árboles se debe a la afección a sus raíces, aunque resulta muy llamativo que se haga alusión directa a que la tierra empleada por la empresa es una mezcla de otras procedentes de obras, arena y compost, algo que se consideró adecuado para este uso.

círculo de casualidades. La cuestión es que la empresa que ejecutó las mejoras en el parque de  Fuentes Blancas es la misma, y la procedencia de la tierra que ha vertido allí, también. En ambos casos vino de una finca cercana a la capital en la que se mezclan diversos tipos de material. ¿Es casual que en ambos lugares no crezca la hierba y los árboles estén empeorando? Entre las obras en las que Herrero Temiño ha aportado tierra en el último año también se encuentra el nuevo campo de fútbol de Cubillo del Campo, municipio del alfoz ubicado junto a la carretera de Soria. Y resulta que allí tampoco crece nada y la tierra despide un particular olor.

El alcalde del municipio, Javier Llama, ratifica que se ha negado a recibir la obra hasta que la empresa cambie la tierra del campo. «Yo conozco este sector y mi impresión es que al hacer la mezcla de tierra han echado demasiado compost de la depuradora de Burgos, y eso es demasiado fuerte. La primera carga de tierra vino bien, pero se quedó corta y trajeron dos camiones más. Con eso ha sido suficiente para que se estropeara todo», asegura. ¿Compost de la depuradora de Burgos?

El problema de los lodos de depuración es que pueden contener altos niveles de metales, nitrógeno e incluso patógenos. Su uso para mezclarlo con tierras de otras procedencias no es extraño, pero si se abusa del mismo la tierra puede quedar ‘contaminada’ y provocar problemas como la desecación de la vegetación. La ventaja para los compradores es que es un producto muy barato, a todas luces más económico que la tierra de calidad. Aguas de Burgos se quita de encima estos lodos a través de la empresa Valoriza, que los deseca en cuatro eras aledañas a las instalaciones de la EDAR y, según varias fuentes, ni siquiera cobra por su retirada.

El compost resultante del secado de los lodos de la EDAR ha sido tradicionalmente entregado a los agricultores que lo han pedido para ser esparcido en tierras de labor como abono. Sin embargo, a Aguas no le consta que en 2017 se hayan hecho estas entregas a agricultores, pero sí que el material ha salido de las instalaciones. ¿En qué dirección?

El uso de compost para mezclas de tierra vegetal es, al igual que el material reciclado de obras, relativamente habitual. Es más, no están prohibidos, aunque sí hay una legislación sobre las condiciones para la aplicación de lodos que marca unos máximos de determinados elementos nocivos, como los patógenos o los metales pesados. Los problemas surgen cuando en la mezcla final hay un exceso de compost procedente de los lodos, algo que reduce el coste porque el compost se obtiene prácticamente gratis.

Entonces es cuando la vegetación lo paga muy caro, sobre todo si hay un exceso de calor ambiental, como es el caso, ya que la consecuencia más habitual es una alta concentración de nitrógeno. Si este ha sido el problema, bastaría con retirar la tierra mal mezclada y usar otra en buenas condiciones. Eso sí, los árboles caídos ya no los va a levantar nadie y convendría que, llegado el caso, no se emplee el mismo material en otras obras municipales.