Un inversor burgalés compra la cerveza Dolina a los socios

J.M.
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Los creadores de la empresa venden su participación a un socio que ya tenía un porción del negocio. La firma ha cuadruplicado su producción en 5 años

Cinco años han pasado desde que Dolina, una de las cervezas artesanales más conocidas de Burgos, empezara a producirse en una fábrica riojana. La necesidad de atender pedidos urgentes obligaba a sus fundadores a encargar su elaboración en Logroño y un año después, en 2014, contaban ya con sus propias instalaciones en el polígono de Villalonquéjar. Entonces, el objetivo de estos jóvenes emprendedores era fabricar 3.000 litros mensuales de cerveza y hoy es el día en que esa cifra ronda entre los 12.000 y los 15.000.

Para poder dar ese salto y hacer crecer el negocio fue necesario, tras los primeros meses de actividad, obtener financiación. Algo que lograron con la entrada de varios inversores privados, que se quedaron con una participación del 50% de lo que se denominaba Brebajes del Norte S.L. Y así ha sido hasta que este verano, los dos fundadores de Dolina, Francisco Salvador y Víctor Sagredo, han llegado a un acuerdo para vender el 50% de la empresa que conservaban en propiedad a uno de esos inversores.

El acuerdo de compraventa se certificaba en julio. El día 24, el Boletín Oficial del Registro Mercantil (Borme) publicaba el nombramiento como administrador único del comprador, vinculado a la sociedad Inversiones y Consultoría AR2 (sociedad detrás de la que están Mar Morales y el empresario Carlos Llorente).

La discreción sobre los detalles de la operación es absoluta por ambas partes. Los vendedores alegan razones de confidencial y los compradores no quieren hacer comentarios durante el periodo de transición. La marca está muy vinculada a los fundadores y prefieren, al menos de momento, guardar silencio.

Sobre el importe de la transacción no hay detalles. De lo poco que se sabe es que, tras la última ampliación de capital, el Borme ha detallado que su capital suscrito (la participación total) superaba los 600.000 euros. Cierto es que esa cifra puede no parecerse en nada al resultado de la operación. Porque a fin de cuentas, el precio lo ponen quienes negocian y llegan a un acuerdo.

 

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