España no es solo la Castellana, hay que conocer los pueblos

Israel García-Juez
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Monago apunta que la grandeza de un país la da su Gobierno y también su oposición

Mucha expectación levantaba la comparecencia en el Foro de la Nueva Economía de José Antonio Monago, pues en Génova 13 se le considera un verso suelto. Quizá por este motivo solo acudió a escucharle, de la plana mayor popular, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en su papel de señorita Rottenmeier antes del arranque de la campaña para las elecciones autonómicas y municipales. Quién si no, Alberto Núñez Feijoó, presidente de la Xunta, iba a presentar a su álter ego en esto de los enfants terribles dejando dos mensajes: España es una nación diversa que no se entiende ni desde el laboratorio de la Complu (palo para Podemos) ni desde Barcelona (chispazo para CIU) y, recordando a su mentor Manuel Fraga, matizó que el pacto está en el ADN del PP (atento Mariano, que esta va para ti).

Ataviado en la solapa con una chapa mod recreando la bandera extremeña, Monago, hijo de guardia civil, mimó a Soraya, que le ampara con sus raps y con sus cosas siempre que gane elecciones. Prometió irse en su segunda legislatura y hacer un adelgazamiento de la cámara autonómica como el emprendido por Cospedal, pues tampoco quiere distanciarse mucho de la secretaria general. Citó al grupo Extremoduro para recordar que está más en la calle que en los despachos, aseguró haberse recorrido 300.000 kilómetros en su comunidad y recordó que para ir a Madrid en tren desde su tierra hacen falta seis horas y media. Y en 2011 los vagones ni tenían aire acondicionado ni máquina de café. Detrás de Extremadura está Portugal, geográficamente, llegó a decir, para ver si vale para que el AVE llegue algún día a su tierra.

Las preguntas las coordinó acertadamente Antonio San José, que se interesó por su pacto con IU de Extremadura. «La burra por lo que vale y nos dimos la mano», resumió Monago y dijo que sus rivales políticos con los que ha pactado han sido honestos, leales y han apostado por lo mejor para la tierra. Sobre Pablo Iglesias, preguntó si alguien le había escuchado hablar alguna vez de agricultura o de ganadería; «son temas vulgares», se contestó a si mismo y apuntó que por eso Podemos no va a ganar en su tierra ni en el sur de España. Otro cariñito para María Dolores. El público empezaba a atragantarse con tanta melaza cuando llegaron los recaditos para el inquilino de la Moncloa. «España no es solo la Castellana (en referencia a una de las arterias de Madrid), hay que conocer los pueblos», determinó. Yo, y algunos más, lo interpretamos como que hay que dejar algo más de margen a los barones populares, pues cada tierra tiene su propia idiosincrasia y también me interesé cuando habló de que un país es su Gobierno, pero también su oposición. Debería gobernar la lista más votada y que los que no lo hayan sido no estén dispuestos a cualquier cosa con tal de pisar moqueta. También señaló que él no empezaría a hablar con las s por mucho tiempo que pase en Madrid. Los cortesanos a los que va dirigido este dardo ya se dan por enterados. No conviene olvidar que Monago casi fallece bajo lo que algunos llaman fuego amigo, que es en demasiadas ocasiones más letal que el del peor de los enemigos.

Entre los asistentes solo vimos al presidente del Parlamento extremeño, Fernando Manzano, y su homólogo en Madrid, José Ignacio Echevarría. José Folgado, presidente de REE, estaba, pero más como principal patrocinador que como público devoto. En las mesas de empresarios un Ignacio Buqueras, enfadado porque eran las 9:05 horas y no arrancaba el desayuno, destacaba sobre gente como Enrique Pérez-Hernández, del Instituto de Estudios Bursátiles, o Javier Vega de Seoane, presidente del Círculo de Empresarios, que ya empieza a emular a su antecesora en el cargo con polémicas declaraciones. Igual si se hace las chaquetas con aberturas por detrás ve las cosas de manera distinta. Algo a lo que le podría orientar Luis Eduardo Cortés, presidente de Ifema en Madrid y muy aficionado a la moda londinense.