España se sitúa a la cabeza de Europa en uso de antibióticos

AGENCIAS
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La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica alerta de que los microorganismos resistentes a estos medicamentos son un problema sanitario prioritario

 
La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) alertó ayer de que, actualmente, los microorganismos resistentes a los antibióticos disponibles suponen un problema sanitario de primer orden y, en este sentido, España es de los países europeos con mayor consumo de estos medicamentos. 
Así lo destacaron los expertos del organismo con motivo de su decimonoveno congreso anual, en el que aseguraron que se trata de un problema que preocupa a instituciones y profesionales, de ahí la necesidad de sensibilizar a la población de que usen estos fármacos de manera racional. «Hay que mejorar el conocimiento de la sociedad sobre los antibióticos y los riesgos que conlleva su mal uso», apuntó Álvaro Pascual, presidente del Comité Organizador del Congreso. 
Estudios de prevalencia realizados en múltiples hospitales del país han mostrado un aumento del porcentaje de cepas de Staphylococcus aureus, uno de los patógenos humanos más frecuentes responsable de infecciones de piel y tejidos blandos, osteoarticulares y septicemi, resistentes a betalactámicos (cepas SARM), los antibióticos de elección para combatir estas infecciones. 
 La superviviencia a dichos fármacos en la actualidad es del 30 por ciento pero lo más grave, según denunciaron, es que en los últimos dos años se han descrito numerosos casos de infección por cepas SARM en la comunidad y no solo en los hospitales, algo que hasta ahora no se había detectado nunca en España. 
 
Las diferencias. Además, en el encuentro señalaron que hay un patrón norte-sur de tal forma que no todos los ciudadanos europeos tienen el mismo riesgo de infectarse por bacterias, sino que es mucho mayor en países mediterráneos como España, Francia y Grecia, que en Holanda o Suecia. 
No obstante, en el caso de España, los expertos afirmaron que se están haciendo esfuerzos para luchar contra este fenómeno, gracias a la puesta en marcha de programas de uso adecuado de antimicrobianos (programas PROA y otros) que han permitido disminuir las tasas de resistencia. 
«Se deben tomar las dosis recomendadas, a las horas indicadas y durante los días establecidos por el médico o corremos el riesgo de favorecer el aumento de las resistencias. Además, dada la gran dificultad en la prescripción adecuada de antibióticos, se necesitan equipos especializados en los hospitales que trabajen en mejorar el uso de estos medicamentos». 
Por otra parte, una veintena de hospitales nacionales está desarrollando un ensayo clínico sobre la eficacia de estos medicamentos, empleando productos del siglo pasado en desuso, «contra bacterias que logran sobrevivir a los nuevos fármacos», según informó Jesús Rodríguez-Baño, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen Macarena, de Sevilla. Además, expuso que estas «pastillas olvidadas» se han rescatado al comprobarse su eficacia contra elementos que se han convertido en multiresistentes.
El análisis se centra en la fosfomicina, un antibiótico español cuya eficacia se compara ahora con el meropenem, considerado el fármaco de estas características más potente que existe. Muchos de estos productos sanitarios fabricados en el siglo XX para matar el crecimiento de microbios cayeron en desuso al aparecer medicamentos más eficaces, de mayor espectro de actuación y mejor tolerados por los pacientes.