El HUBU ahorra 50.000 días en estancias respecto a hace 2 años

G. Arce / Burgos
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Alto rendimiento. El nuevo complejo supera ya la actividad que se desarrollaba en el Yagüe, el Divino Valles y centros privados concertados

Los accesos al HUBU y la comunicación por autobús son dos de las cuestiones que más han preocupado este año a los usuarios del HUBU. - Foto: Luis López Araico

Estéfani Mejía Salgueiro, de madre colombiana y padre portugués, nacía tal día como hoy de hace un año en los paritorios del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), inaugurando con su alumbramiento las instalaciones sanitarias y rematando un proceso de traslado que comenzó en el Centro de Especialidades de la avenida del Cid y el Hospital Militar y prosiguió con el General Yagüe y, finalmente, una gran parte del Divino Valles. El 21 de diciembre de 2011 comenzaba la actividad de las consultas externas; el 27 de marzo de 2012, se realizó la primera intervención quirúrgica (unas cataratas); y el 8 de mayo era hospitalizado el primer paciente. En el primer trimestre de este año se contabilizaron 8.126 altas hospitalarias y 156.446 consultas. Estéfani sería hoy una más de entre los casi 500 partos que se registraron entre enero y marzo de 2013.

«Fue un traslado de una gran envergadura y complejidad pero fue modélico por su eficacia, porque fue completo desde otros tres centros, porque fue la puesta en funcionamiento del Hospital en el mismo día, con todas sus infraestructuras, tecnologías, áreas y personal», recuerda el director de orquesta, el gerente del HUBU, Miguel Ángel Ortiz de Valdivielso. En el transfondo de este cambio ha sido necesario revisar procesos internos y sistemas de trabajo, lo que ha afectado a jefaturas, al funcionamiento propio de los servicios y a la organización asistencial.Han desaparecido las peonadas (horas extra de los médicos), los conciertos externos con entidades privadas o las prolongaciones de quirófanos con pagos extraordinarios...

Con 867 camas instaladas (700 en hospitalización) y 3.119 trabajadores en plantilla, el HUBUha alcanzado ya un «alto nivel de funcionamiento», lo que le ha permitido «asumir e incluso superar» en los cinco primeros meses de este año el trabajo que en el mismo periodo de 2012 se realizaba conjuntamente entre el General Yagüe, el Divino Valles y el resto centros privados concertados con el Sacyl.

La estancia media hospitalaria, en datos del primer trimestre de 2013, está actualmente en 6,25 días, un 0,27 menos con respecto a hace un año y alejado de los 8 o incluso 9 días que se han llegado a registrar en el General Yagüe y Divino Valles hace tan solo dos años. La mejora en este índice, referencia para definir la necesidad de camas en un centro que recibe una media de 30.000 ingresos anuales, ha permitido reducir el número de estancias a 210.000, lo que supone una caída en más de 8.000 en el último año y en alrededor 50.000 si se compara respecto a hace dos años, en los que un paciente permanecía ingresado en el Yagüe o el Valles hasta 9 días. El ahorro alcanzado supone entre 100 y 150 camas menos y un importante ajuste presupuestario, dado que cada cama tiene un coste medio diario en torno a los 500 euros.

Pese a esta mejora, matiza el director gerente, la media de estancia óptima del HUBUdebe estar por debajo de los 6 días y hacia ese registro se encaminan los ajustes que siguen aplicando su funcionamiento. Para conseguir bajar de los 6 días, explica, se está desarrollando un sistema alternativo  basado en las mejoras de los protocolos de inclusión en lista de espera quirúrgica;de los criterios de ingreso en hospitalización en Urgencias (en las unidades de observación y corta estancia) y de la gestión de Medicina Interna. En este sentido, se ha apostado por la hospitalización a domicilio (más de 40 pacientes reciben soporte hospitalario fuera del centro) y por el trabajo con centros de mínima estancia, como es el Hospital de San Juan de Dios.

«Hospitales de entornos de población similares están trabajando con 500 camas y estancias medias más bajas de hasta 4,5 o 5 días por paciente. Tenemos un campo de mejora que debemos explorar con prudencia y sin precipitación: lo tienen que sentir los profesionales y la población», explica el director.