Deportivamente, no se habla de otra cosa en los últimos días. Incluso extradeportivamente, ya que a los habituales temas políticos paralelos se ha unido, no sin razón, las prudencias sobre posibles atentados durante su disputa. Solo una semana después de los terribles atentados perpetrados por DAESH en París, un Madrid-Barça se convierte en el centro de las miradas ante una posible masacre por su enorme afluencia y, sobre todo, su trascendencia mediática.
Por fortuna, las autoridades aseguran que nada hace presagiar que el Clásico pueda resultar peligroso y el partido podrá disputarse, toquemos madera, sin mayores problemas. Pero no será el único partido del fin de semana, aunque si encienden la televisión les pueda parecer así. Ni siquiera es el único derbi. También el sábado, en Primera, el Deportivo y el Celta de Vigo disputan el derbi gallego. Y en Segunda B, el domingo desde las 17.00 horas, se enfrentan en El Montecillo la Arandina Club de Fútbol y el Burgos Club de Fútbol.
En realidad, el Arandina-Burgos no es un duelo de la rivalidad de los anteriormente mencionados. Si hay un equipo en la provincia con el que el Burgos tiene una gran rivalidad ese es el Mirandés, aunque en los últimos años sí se han producido una serie de enfrentamientos polémicos, alcanzando su máximo explendor en el verano de 2013, cuando el árbitro tuvo que dar por finalizado un amistoso de pretemporada en plena tángana. Lo que no quita, ojo, que el deseo mutuo sea de ganar el partido, y que quien lo haga vaya a afrontar al menos un par de días con una sonrisa en la boca.
Pero, más allá de una impostada o real rivalidad provincial, el partido entre la Arandina y el Burgos puede resultar una cita que marque para ambos equipos el devenir del resto de la temporada. Es pronto aún, pero ninguno de los contendientes anda sobrado de puntos. Y, se dijera lo que se dijera en agosto sobre los objetivos de la temporada, a día de hoy Arandina y Burgos son dos rivales directos que luchan por eludir el descenso a Tercera.
Comenzando por el equipo de Javi Bermúdez, se encuentra, quizás, ante el momento más duro de la temporada. Debido a su corta plantilla, las lesiones y el inconcebiblemente elevado número de tarjetas que ve no siendo, ni mucho menos, un equipo violento, lleva varias jornadas en las que necesita completar la convocatoria con jugadores del filial. Tal es la situación del cuadro ribereño que los últimos partidos no era difícil acertar la alineación inicial, que salía sola casi por pura lógica.
Pese a todo ello, los números de la Arandina son positivos hasta la fecha. Dejó atrás las desastrosas salidas a Coruxo y Vigo y ha competido en todos y cada uno de sus partidos, con mejor o peor resultado final. Varias acciones arbitrales le han privado de un mayor rédito clasificatorio a los merecimientos realizados, pero se mantiene firme y a pesar de todas las adversidades, no ha caído ni una sola vez a posiciones de descenso. Pero una derrota ante el Burgos podría cambiar esto. Perder podría significar verse en la 'zona roja' y el calendario hasta el parón navideño, con visitas a Guijuelo y Tudela, no es el más propicio. Una situación a evitar en lo posible.
En la otra parte del campo estará el Burgos, que hace dos meses era aspirante a la fase de ascenso y, en estos momento, es un mar de dudas. La visita a El Montecillo puede ayudar a despejarlas o puede hacer que estas se vuelvan perennes y se extiendan aún más, con todo lo que eso conlleva. Sin duda ganar al Astorga fue un alivio, pero poco más. La situación clasificatoria es aún comprometida y lo será aún más en caso de derrota el domingo. Ni siquiera el empate se vería como un buen resultado, máxime si se piensa que el próximo rival es el Logroñés, ante el que, lo normal, es perder.
Para los dos equipos ganar significaría respirar, vivir una semana de relativa tranquilidad y olvidar las 'estrecheces', al menos unos días. Perder, por contra, puede implicar que se deje de creer definitivamente en el técnico y el proyecto (en Burgos), verse por vez primera en descenso (Arandina) y ver con pesimismo el futuro inmediato, temiéndose lo peor. La incertidumbre, no es buena compañera y quien no gane tendrá mucha dosis de la misma por delante. Por eso, el derbi burgalés, no lo duden, marcará más el resto de la temporada que el Madrid-Barça.