El asesinato de Canalejas

Máximo López Vilaboa / Aranda
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El 12 de noviembre de hace un siglo, un anarquista tiroteó al que era presidente del Gobierno, José Canalejas. Este hecho luctuoso puso de relieve la gran relación existente entre este político y el arandino don Diego

Al funeral de José Canalejas acudió el rey y todos los ministros, entre ellos, don Diego Arias de Miranda, a la izquierda de esta imagen. - Foto: Archivo Máximo López

Mañana, 12 de noviembre, se cumple el centenario del asesinato de José Canalejas (1854-1912), que entonces era el presidente del gobierno español. Este magnicidio tuvo un significado especial para la capital de la Ribera ya que uno de sus más estrechos colaboradores era el arandino Diego Arias de Miranda (1845-1929), su ministro de Gracia y Justicia. La relación política y personal entre ambos fue muy cercana durante décadas. En 1888 Canalejas es nombrado ministro de Fomento y decide que su leal Diego Arias de Miranda sea director general de Obras Públicas. Al cambiar Canalejas al Ministerio de Gracia y Justicia se lleva a Arias de Miranda para que se haga cargo de la subsecretaría. Este período es fundamental para el Ministerio de Justicia ya que se promulga el Código Civil de 1889, que todavía está vigente. Cuando se produce la ruptura política entre Martos y Canalejas, Arias de Miranda tomará partido por este último. Después el político arandino será director general de Hacienda del Ministerio de Ultramar. En 1897 vuelve a hacerse cargo de la Dirección general de Obras públicas. En el último gabinete de Sagasta aún sigue en esta dirección general. En el año 1903 dimite de su dirección general como muestra de adhesión al ministro Canalejas.

El 9 de febrero de 1910, Canalejas es nombrado presidente del Consejo de Ministros y nombra ministro de Marina a Diego Arias de Miranda. El gobierno de Canalejas será el segundo intento de regenerar internamente el sistema político de la Restauración pero ahora desde un planteamiento liberal y progresista. El 10 de marzo de 1912 don Diego abandonará el Ministerio de Marina y pasa a ser ministro de Gracia y Justicia. En este ministerio, que conoce perfectamente por su etapa como subsecretario del mismo, inicia un profundo plan de reformas para la modernización de la Administración de Justicia. Todo su ambicioso plan de reformas se interrumpe bruscamente cuando el anarquista Manuel Pardiñas asesina de varios tiros a Canalejas en la madrileña Puerta del Sol.

En las horas posteriores al asesinato le tocó a don Diego responsabilizarse de varias gestiones. En primer lugar, como persona más cercana a la familia de todos los ministros, hizo de enlace entre el gobierno y su viuda, María Purificación Fernández Cadenas, a quien conocía desde hacía muchos años. La mañana del asesinato don Diego se desplaza con carácter urgente al Palacio Real para despachar con el rey Alfonso XIII y refrendar, como ministro de Justicia, el Real Decreto que nombra presidente interino del Consejo de ministros a Manuel García Prieto y estampar su firma junto a la del monarca. Este histórico Real Decreto tiene el contenido literal siguiente:

«Vengo a disponer que don Manuel García Prieto, marqués de Alhucemas, se encargue interinamente de la Presidencia del Consejo de ministros, conservando su cargo de ministro de Estado. Dado en Palacio a 12 de noviembre de 1912. Alfonso. El ministro de Gracia y Justicia, Diego Arias de Miranda».

Al mismo tiempo, en su condición de ministro de Justicia, está al tanto de los trámites que se están realizando para nombrar al juez especial que va a instruir el caso. Como ministro de Justicia también tiene encomendada las relaciones institucionales con la Iglesia y es quien hace la solicitud formal al obispo de Madrid para que doblen las campanas de todas las parroquias. Asimismo en el artículo 2 del primer Decreto del presidente interino se ordena lo siguiente: «Por mi ministro de Gracia y Justicia se dirigirán cartas Reales a los muy reverendos arzobispos, reverendos obispos, vicarios capitulares y jurisdicciones exentas, para que en todas las iglesias, catedrales, colegiatas y parroquias de sus diócesis respectivas hagan celebrar el correspondiente oficio de difuntos».

A las 15:40 horas del mismo día del asesinato, Arias de Miranda sube a la tribuna de oradores del Congreso de los diputados y, ante un abarrotado hemiciclo, lee un breve comunicado oficial a la cámara: «Excelentísimos señores: Con profundo dolor pongo en conocimiento de Vuestras Excelencias que el Excelentísimo Señor Presidente del Consejo de ministros, don José Canalejas y Méndez, ha fallecido hoy, víctima de un infame asesinato. El gobierno ruega a Vuestras Excelencias se sirvan dar cuenta de ello a ese Cuerpo Colegislador, por si acuerda suspender las sesiones, mientras se decide, en vista de las circunstancias, lo que aconseje el bien público. Dios guarde a Vuestras Excelencias muchos años». A continuación toma la palabra el presidente interino, Manuel García Prieto, y el Conde de Romanones, que es presidente del Congreso de los diputados.

Los periódicos de la época coinciden al afirmar que durante el funeral del ministro de Canalejas al que se vio más afectado fue a don Diego. También señalan que eran muchos los que le daban el pésame como si de un familiar más se tratara. Don Diego Arias de Miranda permaneció al frente del ministerio de Gracia y Justicia durante el brevísimo período de Manuel García Prieto y el inicial de la presidencia del Conde de Romanones. No obstante el tándem político Canalejas-Arias de Miranda había llegado a su fin y los 67 años del mandatario arandino tampoco contribuían a prolongar más su larga trayectoria política.