El colmo de la hipocresía

AGENCIAS
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ETA condena en un comunicado los últimos atentados de Bruselas por ir contra «simples ciudadanos» y se jacta de haber cometido crímenes durante su medio siglo de existencia

El colmo de la hipocresía. Así calificó ETA ayer en un comunicado, casi seis meses después del último y coincidiendo con el Aberri Eguna, la situación de los refugiados en Europa y la actitud de los gobernantes de la Unión Europea al respecto. No obstante, estas cinco palabras se podrían aplicar a lo que señaló también la banda asesina en su nota:que condenaba los atentados de Bruselas porque «no pueden aceptar matanzas así, que tienen como objetivos a simples ciudadanos».

De este modo tan repugnante, la organización criminal, responsable de más de 800 asesinatos en su casi medio siglo de existencia, se solidarizó con los familiares y amigos de los 31 muertos y unos 300 heridos del último zarpazo del Estado Islámico en el Continente. El surrealismo sigue campando a sus anchas en un colectivo que sigue sin reconocer sus pecados en forma de sangre.

«La situación perversamente revuelta y la irresponsabilidad existente han abierto las puertas a todos los tipos de integrismo -ya sea lo que está ocurriendo en Europa con los refugiados, ya sea lo que pasa en Siria, en Irak, en el Kurdistán... y lo que por último mata sin compasión a ciudadanos en Bruselas», asegura.

En el mismo comunicado, la banda reivindica su apuesta por la violencia durante la dictadura franquista y también tras la consolidación de la democracia. Los terroristas aseguran que no fue un error y lo describen como «una reforma tramposa».

 «No nos equivocamos cuando nos levantamos contra el franquismo, ni nos equivocamos cuando dijimos un no rotundo e hicimos frente a la posterior reforma tramposa. Habremos cometido errores, en ocasiones graves e injustos si hay que decirlo así, pero en esas dos cosas no», subraya.

A través del diario Gara, los terroristas reconocen que después de cinco años de alto el fuego permanente, no se encuentran donde esperaban porque no se ha iniciado «un proceso dialogado de paz y resolución» del conflicto.

Para ETA, «la situación sigue sin resolverse, y el nudo principal que son los presos políticos vascos continúa sin desatarse».

Igualmente, la banda también se refiere a los resultados electorales del 20-N. En este aspecto, apunta que, «lamentablemente, en España no hay relación de fuerzas suficiente para que se produzcan cambios profundos», pero admite que se ha abierto un debate sobre la opción de «democratizar sus estructuras», aunque no cree factible que «las fuerzas que se declaran de izquierdas lleguen a un acuerdo que tuviera en el centro el derecho a decidir».

Llama la atención que no se valoren las recientes manifestaciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en las que señalaba que se replantearía la dispersión si la banda se disuelve.

Por otra parte, el parlamentario de EH Bildu Oskar Matute instó a España y Francia a permitir que ETA «entregue las armas y se puedan destruir» para evitar «los riesgos» que puede suponer que éstas estén «escondidas».

El abertzale manifestó que los mediadores internacionales «siguen haciendo una labor muy importante», tanto la Comisión de Verificación (CIV) como el Grupo de Contacto (GIC), pero «se están encontrando con las dificultades propias de no tener unos Estados responsables enfrente».

«Yo creo que la voluntad de ETA de abandono definitivo de las armas ya está constatada con el tiempo. Ahí no hay ninguna duda ni nadie tendría que tener ninguna duda de que el ciclo de que la actividad violenta de ETA acabó, de una vez por todas, hace ya unos años», precisó el antiguo dirigente de IU y Alternatiba.

Mientras, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Covite, destacó la necesidad de «disolver ya lo que queda de ETA por vía policial», al tiempo que alertó del «riesgo de legitimar los delirios de un banda de fanáticos».

Esta asociación se refirió en una nota de prensa al último comunicado de la organización terrorista, en especial al punto en el que la organización criminal critica en su escrito que los atentados de Bruselas fuesen dirigidos contra «ciudadanos inocentes» humilla «por enésima vez a la sociedad y a las familias de los más de 800 inocentes asesinados por ETA».