Cuando los párkings nacían como setas

R. Travesi / Burgos
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La construcción del subterráneo de La Flora marcó a principios de los 90 una época en que la ciudad llegó a tener 5.000 plazas de aparcamiento

Aspecto que presentaba la Plaza de la Flora en 1991. con motivo de las obras del aparcamiento subtánneo. - Foto: Lorenzo Matías

1992 quedará en el recuerdo como el año en que España acogió las Olimpiadas en Barcelona, la Exposición Universal sem celebró en Sevilla y Madrid fue Capital Europea de la Cultura. Pero Burgos también vivió su particular 1992 con la inauguración de numerosos aparcamientos subterráneos. Dentro de unos días, se cumple el veinte aniversario de la puesta en servicio de los párkings de avenida del Cid, la calle Azorín y Sagrada Familia. También de esa etapa es el aparcamiento de la Plaza Huerto del Rey y las obras que comenzaban en Fátima y San Julián. Todos ellos fueron proyectados en el mandato del alcalde José María Peña.

A diferencia de lo que ocurre en la actualidad en la ciudad, con un importante déficit de este tipo de dotaciones, Burgos disponía de un número considerable de aparcamientos. Tanto que en esa época los 14 párkings -construidos o en obra- sumaban 5.000 plazas, lo que, entonces, representaba un 3% con respecto a la población burgalesa. Suponía colocar a la capital entre las provincias con más estacionamientos bajo tierra.

Fueron años en que el Ayuntamiento construyó párkings en régimen de concesión en zonas tan diversas como en la plaza de Vega, Martínez Varea, Federico Olmeda, Plaza de Roma y Francisco Grandmontagne. Casi todos ellos eran plazas para residentes pero también hubo algún caso (plaza de Vega y Residencia Sanitaria) que contaban con plazas en rotación.

Los proyectos, entonces, cuajaban y salían adelante. Ahora, en cambio, en la mayor parte de las ocasiones se quedan sobre el papel y en los planes municipales de aparcamiento. El mejor ejemplo lo encontramos en las dos legislaturas de Juan Carlos Aparicio, donde en ocho años solo salieron adelante el aparcamiento de Virgen del Manzano y el del Solar de la Evolución Humana, en colaboración con la Junta de Castilla y León. Eso sí, le correspondió la inauguración de las ampliaciones de la antigua Campofrío y Plaza Mayor, además del situado bajo el Mercado Sur. Todos ellos se gestaron con el anterior alcalde, Ángel Olivares.

Por contra, se frustraron los proyectos en San Agustín y Eladio Perlado, con fuerte oposición vecinal en el verano de 2005. Y eso que la dotación de Gamonal, con la previsión de 540 plazas, iba a paliar en parte el importante déficit de estacionamientos subterráneos en el barrio, que los estudios de esos años cifraban 5.000 plazas. Por otro lado, el párking del casco histórico se truncó con la oposición de Patrimonio de la Junta de Castilla y León a la idea municipal de construir un aparcamiento en la zona de San Esteban, junto a la ladera del Castillo.

Si hay un párking que despertó críticas fue el de La Flora en los años 90. Un aparcamiento de dos sótanos, con 189 plazas, que se excavó en un espacio rodeado de edificaciones antiguas. Las imágenes de los puntales de hierro para sujetar parte de la estructura dan idea de la complejidad de una obra con técnicas de aquella época. La oposición de vecinos y comerciantes se recrudeció con la retirada de los tilos de gran porte, con sus cepellones incluidos. Jamás volvieron a ese céntrico lugar. Los árboles fueron a parar, en un primer momento, al vivero municipal, en el paseo de la Quinta, donde permanecieron algún tiempo hasta que se les trasplantó en el parque del Parral.

La construcción del párking en las Llanas se prolongó durante algo menos de dos años, aunque posteriormente se amplió un poco con la urbanización de la superficie que llevó a cabo la Brigada municipal de Obras. Entre esos trabajos, estuvo la colocación de la fuente y la estatua de La Flora.

La Comisión Territorial de Patrimonio aprobó en 1990 el proyecto del aparcamiento, aunque estableció una serie de prescripciones como la previsión de espacio suficiente entre la estructura del estacionamiento y la superficie de la plaza para que pudieran replantarse los tilos que había o colocar ejemplares de porte similar.

La prueba con otros tilos más pequeños no resultó y se optó por plantar 26 fresnos de bola en los alcorques existentes. La solución tampoco sirvió porque en 1993 se vio que los nuevos árboles también sufrían el problema de ‘asfixia radicular’ por la falta de drenaje y se empezó a hablar de la alternativa de las jardineras de gran tamaño, que harían las veces de bancos. También se desechó la idea por temor a los actos de vandalismo los fines de semana, al estar en un lugar muy transitado y con numerosos bares de copas.

Los problemas de espacio y en un lugar tan emblemático en La Flora impidieron la construcción de un párking de mayores dimensiones. De ahí que, solo contara con 189 plazas. Se trata del aparcamiento más pequeño construido en la década de los 90. El de Sagrada Familia, cuya recepción de las obras tuvo lugar en 1994, cuenta con sitio para 225 vehículos, mientras que los de Azorín (zona de Venerables), Francisco Grandmontagne y San Julián rondan las 250 plazas.

Donde no había estrecheces y existía suficiente superficie para realizar excavaciones, sin temor a causar problemas en los edificios colindantes, el Consistorio burgalés amplió los aparcamientos. Son los casos de Federico Olmeda, con 381 plazas, de Plaza de Roma, con 440 y Fátima, 488. También fueron años en que se puso en marcha la combinación de aparcamientos, con plazas para residentes y en rotación. En 1993, se finalizó el de la plaza de Vega, con capacidad para 305 vehículos de  vecinos y otros 252 para uso público. El estacionamiento de la avenida del Cid, junto al General Yagüe, se recepcionó un año después, con las mismas plazas en rotación y 261 para residentes.

El de mayores dimensiones en Burgos, hasta la construcción del párking del Museo de la Evolución Humana, que cuenta con 1.153 plazas, es de Martínez Varea, con sitio para 605 vehículos. Eso sí, también es en el que aún faltan más por ocupar, con alrededor de 200 plazas libres.