Treinta investigadores estrenarán en septiembre el Centro de Biotecnología

B.G.R. / Burgos
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Trabajarán en plantas piloto de fabricación de alimentos dedicadas a enología, lácteos y cereales, y en laboratorios interdisciplinares

Una treintena de investigadores se trasladarán en septiembre de la Facultad de Ciencias a las nuevas instalaciones del Centro de Biotecnología Alimentaria (CIBA) de la Universidad de Burgos. Las obras del edificio ya están terminadas (el acta de recepción de las mismas será el martes), dando paso ahora a su equipamiento y amueblamiento, para lo que ya se han sacado los concursos pertinentes debido a su importante volumen económico (2 millones de euros), según explica el vicerrector de Infraestructuras y Nuevas Tecnologías, Juan Manuel Manso.

Este importe se suma a los más de tres millones de euros que ha costado la infraestructura, de los cuales dos se han invertido en el último medio año después de que la UBU tuviera que sacar un segundo concurso público para la finalización del centro a raíz de los problemas que tuvo con la primera adjudicataria. De hecho, la instalación, financiada con fondos europeos y de la Junta, tenía que haber estado acabada en 2013.

El edificio consta de 1.700 metros repartidos en tres alturas. En la parte baja se ubicarán plantas piloto de fabricación de alimentos vinculadas a la enología, los cereales y productos de panificación, y los lácteos, que servirán de base de investigación para «tratamientos nuevos» que puedan aplicarse en ámbitos como por ejemplo la conservación, precisa el vicerrector de Investigación, Jordi Rovira.

Estas nuevas infraestructuras permitirán también ganar espacio a los científicos, que ahora trabajan en una única planta en la Facultad de Ciencias. Y es que, a las propias de Tecnología de los Alimentos, se sumará otra que ocupará el grupo de investigación de Ingeniería Química.  

La planta primera estará dedicada al trabajo más analítico y en ella irán ubicados el laboratorio de biología molecular con carácter «mixto», es decir que podrá ser usado por distintos grupos de investigación de la UBU, y el de cromatografía. Finalmente, la parte superior del edificio se destinará a zonas y espacios de reuniones.

El centro nace como referente regional y aspira a serlo también nacional con el objetivo de mejorar la calidad y la seguridad alimentaria. «Es una instalación integral porque permitrá abordar todos los puntos que tienen que ver con la alimentación y estrechar las relaciones con la industria agroalimentaria», concluye Rovira.