«Si el pendón de Las Huelgas estuviera en Nueva York habría colas para verlo»

H.J. | Burgos
-

Miriam Ali de Unzaga • experta en cultura islámica

Miriam Ali de Unzaga, experta en cultura islámica. - Foto: Valdivielso

En el año 2007, Ali de Unzaga (Burgos, 1966) publicó un estudio en el que cuestionaba la datación del pendón de Las Navas de Tolosa. Según sus conclusiones, la pieza más preciada del Museo de Telas Medievales de Las Huelgas, que este viernes volverá a salir en procesión como cada festividad del Curpillos, tendría 100 años menos de lo estimado

Siguiendo la estela de otros historiadores de los siglos XIX y XX que ya habían apuntado el error, concluyó que la mítica bandera árabe no podría ser parte del botín de la batalla que cambió el rumbo de la Reconquista. Pero más allá de esa cuestión técnica, la antropóloga e historiadora del arte apuesta por divulgar como se merece una verdadera obra maestra del arte islámico.

¿Cómo se empezó a interesar por esta pieza?

Recuerdo de niña ir a las Huelgas y que me llamaban la atención dos cosas: una, el cráneo trepanado del infante De la Cerda; y la otra, el pendón. Tengo memorias vívidas, tan recientes que las tengo muy presentes. Y siendo más mayor decidí hacer un máster en Civilización y Humanidades Islámicas. Entonces empecé a mirar el pendón con otros ojos y me di cuenta de que las bandas de los lados no se pueden leer.

¿Esa es su principal particularidad?

 Todos los tejidos tienen anverso y reverso, pero este es reversible, es perfecto, es una labor magnífica de tapicería, y eso demuestra que es una labor muy costosa. No puedes hacer remates por el otro lado, ni dejar hilos. Está claro que hay una intención de que se vea por ambos lados y por eso lo más probable es que sea una bandera, aunque también se dijo que podía ser parte de la tienda del sultán almohade. Y está documentado que esa tienda se la mandó Alfonso VIII al Papa y está en el Vaticano.

Y aquello de que no se pudiera leer le despertó el ‘gusanillo’...

 Claro. Yo quería hacer un estudio al respecto. Pero al estudiar Antropología me especialicé en lo que se llama la ‘vida social’ de los tejidos. No solo su tela, sino la gente de la época, la sociedad a través de su cultura textil. Estudiar el pendón como burgalesa siempre ha tenido un especial significado para mí y de hecho he intentado publicar mi artículo en Burgos, aunque sin ningún éxito.

¿Cuánto tiempo le llevó el estudio?

Más de tres años. Tuve la suerte de que cuando empecé a estudiarlo lo estaban restaurando y estaba en Madrid, en Patrimonio Nacional. Me dieron la facilidad de tocarlo, de fotografiarlo por un lado y por otro.

Y su conclusión es que aquel pendón...

Yo prefiero llamarle bandera o estandarte, porque pendón tiene otras connotaciones.

De acuerdo. Esa bandera dedujo usted que no podía ser almohade sino nazarí o mariní. ¿Son lo mismo?

Las tres dinastías tienen origen bereber, pero con varias diferencias. Los almohades vienen de África, del Atlas, son nómadas del desierto y suplantan a los almorávides. Los mariníes coexisten con los almohades, hacen incursiones, pero solo se establecen como dinastía cuando ellos caen.

¿Por qué no puede ser almohade?

Es una hipótesis, en ciencias sociales no hay nada absoluto pero confío en que los argumentos de mi estudio sean convincentes. Las fuentes históricas hablan de que los almohades tienen banderas blancas y los nazaríes banderas rojas. Y mi hipótesis es que al haber comparado esta bandera con las mariníes de Toledo se descubre que la técnica, las suras coránicas, las formas... son las mismas. Hay una probabilidad muy alta de que esas tres banderas se hicieran en el mismo taller, es como la firma artística.

Pero alguien ya había dudado antes que usted de la datación ‘oficial’ del estandarte.

Amador de los Ríos, el gran historiador del arte musulmán, en 1893 hace un estudio acerca de las enseñas musulmanas de Las Huelgas y la Catedral de Toledo. Y él se da cuenta de que estas banderas están mal clasificadas. Va a Las Huelgas, pero no le dejan ver las banderas, las tiene que ver desde la verja. Se queja de que las monjas no dan facilidades a los investigadores, pero persevera y lo termina de leer. Y argumenta que la bandera debe pertenecer a los nazaríes o mariníes. Sus contemporáneos tienen conocimiento de aquello, incluso le dan la razón, pero se sienten obligados a mantener esta especie de reliquia como triunfo de la Reconquista. El objeto es un recuerdo de la lucha contra los ‘infieles’. Hay que recordar que estamos hablando del siglo XIX.

Y más de un siglo después, en la procesión del Curpillos, se sigue exhibiendo como un trofeo de la Reconquista y lo pasean los militares, por mucho la gente ya no lo haga con un sentimiento de superioridad frente al Islam.

Claro, sería interesante preguntar a los que desfilan con la bandera y a los que lo organizan por qué lo hacen. Y casi seguro dirán que lo hacen como una tradición, sin el punto religioso incluso. En épocas pasadas había un discurso del mando militar en el que se ensalzaba el triunfo de los cristianos contra los musulmanes.

¿Por qué no ha trascendido apenas la duda sobre la datación del pendón? ¿Por qué seguimos dando por hecho que fue parte del botín de Las Navas de Tolosa?

En los círculos académicos sí se cuestiona, se dice pero apenas se explica. Y como no hay un estudio profundo hasta que sale mi artículo en 2007 nadie se había metido en profundidad.

¿Insistirá de alguna forma en convencer a los responsables de Patrimonio de que corrijan el error? ¿Sería para usted importante que, por ejemplo, cambiaran la información que dan en el Museo de Telas?

Sería interesante, pero la cuestión sobre si la datación es almohade o mariní o mazarí es una cuestión académica, de especialistas, que no llega a la gente de a pie. Aunque sí es cierto que es un objeto tan paradigmático, está tan imbuido por la historia de la Reconquista, que puede que haya ciertas sensibilidades que no lo quieren hacer. Aunque no lo sé. En Patrimonio, desde luego, lo saben perfectamente y no lo han cambiado. Mire, el pendón es el gran desconocido para los burgaleses, es como si estuviera muy lejos pese a tenerlo aquí. Si esto estuviera en Nueva York habría colas para verlo. Habría conferencias, libros, camisetas, postales... La gente lo conocería. Pero aquí por el carácter de los burgaleses no se da tanta importancia a lo que se tiene. Y hay que entender el estandarte con el resto del Museo de Telas, que ayuda a comprender toda una época.

¿Es incongruente que la bandera esté junto al resto de lo que se expone?

¡No, al revés! Precisamente es interesante que una pieza así, probablemente las más ricas del primer mundo islámico que se han conservado, y en sí mismas son un patrimonio de la humanidad. Pero además las telas con las que los reyes y sus familias se enterraban y el museo que se ha creado después es único. No hay en todo el mundo algo así. Y eso a pesar de lo que se llevaron los soldados napoleónicos. Hay un patrimonio cultural, una mezcla entre lo castellano y lo andalusí, que Burgos y los burgaleses lo desconocen. Eso forma parte de nuestra historia, y es una historia que tiene guerras y tiene batallas, pero también amistades, alianzas y una coexistencia con cosas positivas y negativas, como cualquier sociedad.