Interior deja de buscar al asesino de dos policías en el Hospital Provincial

P.C.P. / Burgos
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El Ministerio comunica por carta a Trinidad Recio, viuda de Raúl Santamaría, que cesa definitivamente las pesquisas. «Voy a seguir luchando, porque me parece injusto», afirma

Rafael Bueno Latorre fue durante muchos años el criminal más buscado por el Cuerpo Nacional de Policía. Su banda asesinó a dos de los agentes que le custodiaban en el Hospital Provincial el 12 de octubre de 1983 para facilitarle una fuga que dura hasta hoy. No ha aparecido, ni vivo ni muerto. Pero ya no aparecerá en ningún cartel ni lista de delincuentes. El Ministerio del Interior ha remitido una carta a la viuda de Raúl Santamaría en la que le comunica que cesan todas las pesquisas y se da por cerrado el caso.

«Yo voy a seguir luchando, porque me parece injusto», afirma Trinidad Recio. Independientemente de que piense que puede seguir vivo, carece de certeza alguna sobre la muerte de Bueno Latorre, que le arrebató a su marido cuando ella tenía 24 años y tres hijas de 5, 4  y 2 años. «No sé por qué ya no les interesa. ¿Es que hay víctimas de primera, de segunda y de tercera?», se pregunta.

La comunicación del cese oficial de la búsqueda se ha producido a raíz de denunciar Trinidad públicamente que el Gobierno ha dejado de considerar a ella y a sus hijas víctimas del terrorismo, una condición que ostentaron durante 31 años, como consecuencia de la entrada en vigor de la Ley 29/2011 de Reconocimiento y Protección Integral de las Víctimas del Terrorismo.

Trinidad Recio ha interpuesto un contencioso ante la Audiencia Nacional en el que reclama que se le mantenga su condición, porque además tiene una hija discapacitada de la que debe hacerse cargo.La resolución puede tardar 4 o 5 años. «Me da igual seguir esperando.No pienso retirarlo», explica.

La Oficina de Asistencia a Víctimas del Terrorismo de la Audiencia Nacional se interesó por su caso, después de conocerlo a través de Diario de Burgos, y contactó con Trinidad para facilitarle información sobre el expediente judicial y los trámites a seguir. Aunque escasa, ya supone más ayuda que la recibida cuando su marido fue asesinado. Ni siquiera pudo personarse en el proceso penal contra una parte de la banda, que fue juzgada en Barcelona, porque nadie se lo comunicó ni le asesoró.

Raúl Santamaría Alonso y Jesús Postigo Pérez eran 2 de los policías que vigilaban el Hospital Provincial (entonces ubicado en San Agustín) el 12 de octubre de 1983. En él estaba ingresado Rafael Bueno Latorre, un peligroso delincuente que se había clavado unas tijeras cuando estaba en la cárcel. Todo formaba parte de un plan de fuga que ejecutó con sus compinches y que se llevó por delante a los 2 agentes. «Le mataron como a un perro, con 6 tiros por la espalda», denuncia Trinidad Recio, que nunca ha pensado que el asesinato fuera obra de delincuentes comunes.  «En los pisos de Barcelona encontraron un montón de explosivos, armas...», recuerda.No fue ETA pero «¿quién te dice a ti que no ha sido el Grapo?».

Ni el Ayuntamiento. Además del inmenso dolor y las dificultades inherentes a quedarse viuda y con 3 hijas a los 24 años, Trinidad ha sufrido durante toda su vida la condena del olvido. Denuncia que prácticamente nadie la ha apoyado, ni los compañeros de la Comisaría de Burgos. Pero ella no ceja en su empeño de buscar un hueco para el recuerdo a Raúl Santamaría, del barrio de San Pedro de la Fuente, en su propia ciudad. La familia ha escrito en varias ocasiones al Ayuntamiento de Burgos para pedir que a él y a su compañero les dediquen una calle o plaza, un espacio público en el que se honre su memoria, como tienen otros miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado muertos en acto de servicio o asesinados. «No ha habido contestación», afirma Trinidad Recio, que se pregunta por qué tampoco el alcalde, Javier Lacalle, quiere escucharla.