i.l.h. / burgos
En la cuarta planta del Fórum, en un espacio mucho mejor acondicionado que el que les tocó a las exposiciones de Vela Zanetti y Román García, cuelgan desde ayer 35 obras de Modesto Ciruelos (1908-2002), el hombre que introdujo la abstracción en España y que está considerado como uno de los mejores pintores españoles del expresionismo abstracto. Pero tampoco hay que olvidar que fue uno de los retratistas más reconocidos y un pintor que destacó tanto en la pintura academicista como en el cubismo, el post cubismo o la abstracción resumida en un juego de formas y colores.
La exposición Ciruelos: Abstracción recoge única y exclusivamente su obra abstracta, piezas creadas entre 1947 y mediados de los 80 del siglo XXque «tienen todo su vigor y están tan vivas como lo estaban en el momento de su creación», aseguraba ayer su nieto Alberto Ausín, que junto a su hermano Jesús, ambos miembros de la Fundación que lleva el nombre del artista, se han encargado de la selección de piezas. «Es su obra más íntima y personal, y a la vez la que llevó por todo el mundo. Es su obra más vanguardista e innovadora», añadió.
La muestra arranca con su última gran etapa, la de los años 80, en la que el pintor llega a la síntesis y hace un uso «luminoso y brillante de los colores puros » y utiliza el blanco y el negro sin que lleguen nunca a juntarse. Es una obra que resume su trayectoria, llegando a la plenitud de la pintura.
En un serpenteante recorrido, la exposición continúa mostrando sus inicios en la abstracción tachista a finales de los años 40, con cuadros con tonalidades mucho más claras de las que luego le definirían en su expresionismo abstracto. En esa época el pintor había abandonado la figura e iniciaba un camino sin retorno que le llevaría a coventirse en una figura clave de la abstracción y uno de los pintores burgaleses más internacionales.
Llega después su pintura con materia, con cuadros a los que incorpora piedras, telas, papeles y arenas que crean juegos de colores y formas ajenas a las geometrías posteriores. Es entonces, a finales de los años 50 y principios de los 60, cuando su obra tiene unos tonos ocres y oscuros que equilibran los contrastes.
Y de vuelta a los 80, cerrando el ciclo y la exposición, los colores primarios se convierten en la firma de un hombre que a esas alturas acumulaba casi 7 décadas de trayectoria. Una decena de paneles y un audiovisual que contiene entrevistas, la entrega del Premio Castilla yLeón de las Artes y otros vídeos completan la muestra.
Recorrido guiado
Las piezas pertenecen a colecciones privadas, instituciones y al propio patrimonio de la Fundación. Y la gran mayoría han formado parte de grandes exposiciones de la época. «Hay obras que no se exponen desde hace 40 años, que no se ven hace tiempo y tampoco conjuntamente», resumía Alberto Ausín.
Ciruelos: Abstracción está organizada por el Ayuntamiento -que aporta 70.000 euros-, con la colaboración de la Fundación Ciruelos, el Fórum y la Diputación. Podrá visitarse hasta el 31 de mayo y estudiantes de la UBUse encargarán de realizar un recorrido guiado.