"Nadie entra por dinero, es por pura vocación"

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Francisco Marín tiene 28 años y lleva un año y medio registrado en el turno de guardia, que concibe como un servicio que permite estar muy en contacto con la sociedad

Francisco Marín tardará tiempo en olvidar una de sus primeras guardias en el turno, esos días de 24 horas de disponibilidad plena en los que suelen surgir uno o dos asuntos, pero en el que él se juntó con seis detenidos a los que asistir de oficio en 24 horas: uno por estafa, otros dos por resistencia a la autoridad, una entrada y registro por un asunto relacionado con tráfico de drogas y otro par por lesiones. «No sé qué pasó, era un día laborable sin más y la otra compañera tuvo que atender a otros cinco o seis», recuerda, matizando que lo habitual es que las guardias concluyan con una o dos intervenciones en las 24 horas. Entonces, él llevaba medio año registrado en el turno de oficio del Colegio de Abogados de Burgos y constató lo que siempre había pensado. «Nadie se mete al turno por dinero, sino por vocación. Es una oportunidad que se nos brinda de estar en contacto con los ciudadanos y de terminar el día con mucha más experiencia que el anterior», asegura este letrado de 28 años que es también vicepresidente de la Agrupación de Abogados Jóvenes (AJA).
Marín es uno de los aproximadamente 300 letrados de la provincia que asisten de oficio a detenidos por cualquier circunstancia o a víctimas de violencia de género u otros supuestos a las que, nada más poner la denuncia en comisaría, se les informa de que deben contratar a un abogado de su confianza y, en caso de que no conozcan a nadie o de que no tengan medios para pagar la defensa, se les indica que pueden contar con uno de oficio y solicitar al mismo tiempo la justicia gratuita. En caso de que se les reconozca el derecho, pagará la minuta el Estado -al menos en Castilla y León, que no tiene competencias en Justicia-; pero si no es así, se establecería una relación convencional entre cliente y letrado de oficio. Pero Marín indica que estos casos suelen ser la minoría, lo habitual es que asuman la defensa de personas que carecen de recursos. 
Y que nadie se engañe, las retribuciones del turno están recogidas en la ley. «Los días de guardia cobramos un fijo de 63 euros y por cada caso que llevamos hasta el final [es decir, en los que el detenido no desiste y solicita otro letrado] nos pagan entre 140 y 210 euros. Son asuntos en los que, en una relación convencional, se cobraría entre 1.500 o 2.000 euros . Diez veces más. Por eso digo que nadie entra por dinero», explica. 
Sin embargo, sí es cierto que es una forma de coger experiencia por la vía rápida, no tanto por el volumen de trabajo como por el hecho de que en una misma guardia pueden surgir asuntos muy distintos entre sí o con los que el letrado no se familiarizaría de otra forma. Pero esto, subraya Marín, no debe confundirse con falta de profesionalidad o de conocimientos. ¿Por qué? Porque no solo hay que estar colegiado para poder registrarse;también hay que probar tres años de ejercicio de la profesión y cursos de formación obligatorios para cada uno de los turnos a los que el interesado se vaya a apuntar: para el de violencia de género, asistencia al detenido, juicios rápidos... Y en Burgos hay que añadir otros cursos de formación que imparte AJA para sus asociados. «Las dudas y consultas suelen surgir en lo relativo a la tramitación;insistimos en detalles como que si el detenido es mayor de edad no se puede hablar con él antes de que lo haya interrogado la Policía o que cuando lo pasan a disposición judicial hay que ir a mirar los autos para ver con detalle qué se le imputa y que no se nos pase nada...», explica.
prestigio. Marín explica que este hincapié en la experiencia y en la formación en ocasiones no se ve recompensado con el suficiente reconocimiento social. «Hay quien piensa que si no paga nada no se le va a atender tan bien como si pagara 2.000 euros, y eso es totalmente falso», explica. Y, es más, este letrado asegura que muchos de los abogados más reputados de la capital están en el turno o compaginan ambas actividades con la misma profesionalidad. En su caso, forma parte del despacho Velázquez y relata que «un día salí de un juicio en el que estaba defendiendo a una multinacional y nada más terminar me fui a asistir a un detenido porque estaba de guardia».
En el año y medio que este burgalés lleva en el turno ha llevado alrededor de 25 casos, de los cuales tiene vivos alrededor de quince. Y en mayo le vuelve a tocar hacer guardia.