La falta de agua reduce hasta en un 15% la producción de girasol

I.P. / Burgos
-

Esta campaña ha habido un ligero repunte en la superficie cultivada en la provincia, pasando de las 56.700 hectáreas a algo más de 58.000, lo que supone el 22% regional

La falta de lluvia durante la nascencia del girasol y en los posteriores meses de verano hará mermar la producción de girasol esta campaña que ya ha dado comienzo en algunas comarca de la provincia como Arlanza y Bureba-Ebro. Las estimaciones apuntan ya a una reducción en torno al 15% en los rendimientos de este cultivo que, sin embargo, ha aumentado algo la extensión cultivada en la provincia, ya que se ha pasado de las 56.700 hectáreas del pasado año a unas 58.000 hectáreas, lo que supone un porcentaje del 22% de toda la superficie regional.
La media que está dando el Servicio Territorial en la provincia se sitúa en 1,10 toneladas por hectárea, cuando en la campaña de 2014 estuvo en 1,23 toneladas, aunque también varia en función de las comarcas, ya que no en todas la climatología se ha portado de idéntica manera, aunque en general, el año agrícola ha sido muy seco. Así, las medias más altas se darán en la zona norte, tanto en Merindades como Bureba y Bureba-Ebro, que pueden quedarse las medias en unos 1.500 kilos por hectárea, mientras que en el sur de la provincia, es decir, Páramos y Ribera, estarán en torno a los 750 y algo más, entre los 850 y los 900 kilos en las zonas del Arlanza y el Pisuerga. 
El cultivo de la planta de girasol en la provincia se mantiene por encima de las 55.000 hectáreas cada temporada, aunque el techo máximo se alcanzó en 2013, en la que se cultivaron 68.000 hectáreas, 10.000 más que la campaña actual y más incluso que en la de 2014.
 
Las leguminosas, en alza.
La culpa de este descenso la han tenido, por una parte, la bajada de los precios y este año otro factor añadido, como ha sido el nuevo  greening, ya que los agricultores acogidos al pago verde han tenido que intercalar tres cultivos, de tal manera que esta campaña han ganado peso las leguminosas  en detrimento del girasol y el cultivo de otras  variedades de alto valor oleico -las que tienen mayor porcentaje de grasa-, con mayor valor en el mercado al estar mejor pagadas por parte de las industrias que las variedades normales.
Aunque haya ido descendido paulatinamente el cultivo del girasol sigue siendo importante en la estrategia de los agricultores de alternancia de cultivos, por sus beneficios ya que mejora la estructura del suelo, es un cultivo cuya labor no se concentra en unos periodos determinados, sino a lo largo de los doce meses y, además,  supone unos ingresos importantes, reconoce Juan José Busto, jefe del Servicio de Agricultura y Ganadería de la Junta.
Esta campaña agrícola ha sido la primera en la que los agricultores han tenido que cumplir con uno de los condicionantes del greening, que obligaba a dejar un 5 por ciento de barbecho o un 8 por ciento de leguminosas. En cuanto al precio, en estos momentos está en 350-360 euros tonelada, algo más que en 2014 cuando se situó en unos 300 euros.