"Hemos convertido la Plaza Mayor en un espacio banal"

J.M.
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El presidente del Colegio de Arquitectos de Castilla y León (Coacyle) considera un "error" la actuación que se está realizando ya que, a su juicio, este rincón de la ciudad merecía un estudio y una intervención más global

Se muestra desconfiado ante la recuperción de un sector que ha sufrido como el que más la crisis económica. No oculta su decepción con la administración, de quien cree que está desperdiciando una gran oportunidad de servirse de lo conocimientos del Colegio de Arquitectos de Castilla y León para los proyectos de ciudad. Se ofrece a participar en un proceso de debate sobre Artillería y se echa las manos a la cabeza al ver que el proyecto de la Plaza Mayor se ha reducido a solucionar los problemas de pavimento. En mayo, los colegiados de la región le eligieron para repetir como decano y el mes pasado fue nombrado presidente del Instituto de la Construcción de Castilla y León (ICCL).

En mayo fue reelegido decano del Colegio de Arquitectos de Castilla y León con un resultado que fue bastante fragmentado. Con un poco de perspectiva, ¿qué conclusiones saca de ese proceso?

Hago una lectura sencilla. En nuestro colegio se lleva con bastante naturalidad el paso de una junta directiva a otra. Generalmente hay que animar a nuevos equipos a que hagan el esfuerzo por presentarse y en esta ocasión ha coincidido que ha habido ganas de participar y eso es lo que ha hecho que el voto estuviera muy repartido.

¿Le pareció extraño que el independentismo de Cataluña se colará en la campaña?

Bajo mi punto de vista no tenía que haberse incorporado. No había razones. Los colegios, y el nuestro en concreto, no tienen que ser políticos. Las juntas directivas y de gobierno están representadas por compañeros de distintas opiniones, tanto en política como en otras cuestiones, y están funcionando bien. Precisamente poner el foco en estas cuestiones es lo que hace que nos lleve al terreno de lo político. Estábamos funcionando bien y hemos sufrido una pequeña tensión que es ajena a nuestro funcionamiento.

Esas tiranteces que podía haber a nivel nacional, ¿Han desaparecido ya?

Mi experiencia en el Consejo Superior del Colegio de Arquitectos de España, donde el nuevo equipo trabaja desde diciembre del año pasado, es que no existe esta sensación. Lo que veo es que hay ganas de trabajar y todos los colegios que participan en él se están implicando mucho. Mi sensación es muy buena.

¿Qué objetivos se ha marcado?

Si nos hemos animado a continuar es porque hay cuestiones que se han quedado sin rematar y que nos gustaría dejar más consolidadas, como la reorganización de la oficina de Valladolid y que queremos potenciar también la divulgación y la presencia pública, que tenemos un poco a medias. Hemos iniciado una serie de conversaciones con los grupos políticos de las Cortes, pero nos gustaría que fuera algo más.

¿Se sienten escuchados por las administraciones?

Tengo que decir que no.  No sacan el partido que podrían de una institución como la nuestra. A veces tienen la sensación de que no tenemos los mismos objetivos y no es cierto. No tenemos intereses particulares ni ocultos, sino los mismos que tiene la población y, por tanto, los que tienen que tener las administraciones. Tenemos intereses en lo estrictamente profesional, pero también en la construcción de ciudad, en la conservación del patrimonio y del paisaje... Por definición somos aliados, pero no nos escuchan y nos dejan participar menos de lo que podrían.

¿En qué les gustaría participar más?

Una de las cuestiones más significativas son las licitaciones públicas. Se deberían orientar los procedimientos a que el resultado sea el mejor en lugar de plantearlos para que sea lo más barato posible y sin confiar en que el trabajo del arquitecto tenga ninguna incidencia en el resultado final. No acabamos de encontrar una manera fluida de dialogar con la administración, de participar en las comisiones, en la redacción de la nueva Ley de Patrimonio... En definitiva, creo que no estamos donde deberíamos estar.

¿Cómo ven en Coacyle las trabas que Patrimonio pone a algunos proyectos? ¿Ponen zancadillas o está justificada?

Por generalizar, aunque sea un poco injusto, creo que no somos lo suficientemente cuidadosos con los procedimientos. Si, por ejemplo, estamos planteando como ciudad una intervención en un ámbito que nos creemos que es importante o delicado, en un entorno de BIC o de amortiguación, los últimos responsables de velar por el patrimonio deberían estar desde el primer momento en el que se toman las decisiones y no solo al final. A veces estamos haciendo que se presente a la supervisión de Patrimonio un resultado ya muy definido. No digo que tenga más culpa una parte que otra, sino que todos los agentes debemos de estar desde el primer momento. 

¿Qué está fallando?

Me viene a la cabeza que a raíz de la declaración de protección del entorno de la Catedral se creó una comisión para los proyectos significativos, para las ordenanzas, y para todo lo que pudiera incidir en este entorno. Creo que no ha llegado a funcionar bien. Nosotros estuvimos en una reunión y creo que no ha habido más. No ha funcionado todo lo bien que podría.

¿Fue un gesto de cara a la galería?

Podría coincidir en que ha sido así. A veces cometemos el error de que el reconocimiento de un patrimonio es un éxito en sí mismo, cuando es el comienzo de un camino o al menos, el de ser conscientes de que va a haber una mayor exigencia, un mayor trabajo. Conseguir una denominación de BIC o una delimitación de un entorno de protección no es el final de una carrera, sino que es tener constancia del valor que tiene eso y de las obligaciones que trae consigo. Es casi el principio.

¿Actúa Patrimonio con exceso de celo o solo hace su labor?

Hay que ser muy cuidadoso con el Patrimonio que hay y, en principio, creo que hacen  la tarea que tienen que hacer. No se si en casos concretos no se entiende bien una propuesta, quizá porque no se ha explicado lo suficiente, pero creo que el papel que hacen es fundamental. A nosotros nos gustaría participar más en las comisiones de patrimonio (estamos como invitados) pero como Coacyle también deberíamos estar en las licitaciones. Tanto las que tienen que ver con objetos sensibles, como en las más normales.

Esa reivindicación suya no es nueva...

Es la de siempre. No sé lo que ocurre porque nuestra experiencia, en comparación con otras regiones vecinas, es peor de lo que podíamos esperar.

¿Cómo ven el proyecto del Parque de Artillería, que tantas opiniones ha generado?

Sería una buena oportunidad para hacer un poco de didáctica de lo que es la ciudad, de lo que necesita esa zona y de poner en marcha mecanismos de participación. Pero de verdad y no en esa fase final en la que solo se nos pregunte qué os parece este proyecto. Se trata de ver qué opiniones hay sobre qué se podría hacer y no sobre el resultado final.

Hace un par de años usted comentaba que la Plaza Mayor había que repensarla entera. Lo que se está haciendo, ¿cumple con lo que demandaba?

No. Es lo que nos esperábamos cuando vimos cuál era la decisión del Ayuntamiento. Es un error porque las cualidades que mantenía el proyecto de Viaplana ya han sido cercenadas o distorsionadas con intervenciones como las de la peana, las farolas... Ha sido todo un proceso de deterioro y este final ya sí que no tiene nada que ver con el proyecto. No entro en si era o no necesario actuar, pero una vez que se decide, me parece un error haberlo planteado así.

¿Nos hemos vuelto a equivocar por enésima vez?

Creo que sí. Lo hemos convertido en una plaza bastante banal. Hablando de una manera general, creo que es un error tratar los espacios públicos como un problema de pavimentos. Tendría que ser un proyecto más global, de cómo es la actividad, de qué se va a desarrollar, los ambientes... La Plaza Mayor necesita un proyecto específico y se ha enfocado desde un punto de vista excesivamente parcial.

¿En qué zonas de la ciudad sería necesario actuar?

Hace tiempo planteamos una estructura de pequeños proyectos para la mejora de espacios públicos, plazas y zonas verdes. Un planteamiento que tejiera o estructurara toda la ciudad con pequeñas intervenciones, modestas y no de grandes desembolsos. Me refiero a lugares a los que van los vecinos de determinados entornos y no tanto a esos grandes proyectos del centro que ya están hechos. Podría funcionar a la manera de un pequeño plan estratégico que fuera ejecutándose por fases y al que se incorporen elementos de sostenibilidad, pavimentos porosos, zonas verdes... Ese sería un proyecto bonito para el Ayuntamiento con una planificación a largo plazo y bien hecha.

¿Del bulevar de Gamonal o de un proyecto similar es mejor olvidarse?

Mi opinión personal es que ahí demostramos que cuando un procedimiento no está bien hecho o no es muy cuidadoso en cada una de sus fases es muy probable que el resultado no sea el adecuado. No voy a entrar en si hace falta una reforma de ese tipo o no. Para lo que es estratégico en la ciudad están las decisiones políticas que, a poder ser, deberían de ir acompañadas de la opinión ciudadana. Pero una vez que fijamos dónde queremos incidir, en el resto del proceso sí hay mucho que mejorar. Lo ideal habría sido que hubiera un buen abanico de propuestas y que los vecinos, especialmente los más implicados, pudieran haber participado desde el momento en que se deciden cuáles son los objetivos y el programa. No en la fase final, cuando ya hay un proyecto y la pregunta es si te gusta o no.

Para el pueblo antiguo de Gamonal se hizo un plan especial para recuperar esa zona, pero sigue igual desde hace años. ¿Qué se puede hacer?

Ese es un problema difícil porque es un espacio que tienen valor y que merece cierta conservación. Pero probablemente ahora mismo no estén animando a invertir o a que se pongan en funcionamiento. Creo que lo único que puede salvar a ese espacio es que hubiera actividad. ¿De qué tipo? No me arriesgo a decirlo, pero podemos imaginar oficinas de pequeñas profesionales, usos artísticos... Una mezcla porque probablemente planteado como vivienda resulte demasiado costoso para el propietario. La única solución es ser imaginativo, pensar en qué puede servir sin buscar referentes en lo que conocemos o en lo que ya ha funcionado. Sin esa vida, se deteriorará y acabaremos teniendo un problema periódico en el que cada determinados años hay que reconstruir o rehabilitarlo casi todo.

El Mercado Norte es otro proyecto recurrente. ¿Ven necesario actuar allí?

Nuestra posición es que si estamos dentro de unos márgenes razonables es bueno conservar las cosas. Por el valor que pueda tener arquitectónico, pero también por el emotivo. Pero hasta un cierto límite. Si constructivamente no merece la pena mantenerlo, la mejor opción es algo nuevo.  En todo caso, es una pieza importante, que tiene mucha incidencia en ese entorno. Es un proyecto amplio, complejo y que hay que tomarse con ganas, no de manera parcial. Hay que definir un programa, objetivos... Ahí, en los enfoques que ha hecho el Ayuntamiento, hay que mejorar.

Parece que el Ayuntamiento no hace nada bien

Digamos que no estamos muy contentos en cómo enfoca las licitaciones. Ellos lo saben porque se lo transmitimos siempre.

Los empresarios están manifestando un cierto malestar por la degradación de algunas zonas del polígono de Gamonal y de las primeras fases de Villalonquéjar. ¿Qué se puede hacer allí?

Tienen toda la razón. En alguna ocasión hemos planteado que como ciudad estamos dando un poco la espalda a nuestros polígonos industriales. Que son los que, en gran parte, han hecho que Burgos sea lo que es. Haría falta una puesta al día y ahí nos gustaría poder participar. Me resisto a dar una opinión sobre cómo hacerlo, pero es un paso que tenemos que dar para que nos creamos todos que son parte de nuestro tejido y para que tengan una calidad espacial, ambiental... Tenemos buenos ejemplos donde fijarnos en algunas industrias de los años 70, como Bridgestone, que en su momento ya se planteaban con unas aspiraciones ambientales y no con la idea de construir una nave colocada de cualquier manera.

¿Por qué momento atraviesa el sector que representa? ¿Se puede hablar ya de recuperación o aún es pronto?

Nos resulta difícil hacer una lectura de tendencia porque empieza a haber una parte importante del trabajo, como los proyectos básicos, informes, estudios y otras actividades, que no va acompañada de visado. Antes todo estaba controlado por el colegio y ahora solo una parte. Aún así, los números de visados se han estabilizado, pero casos como el de Burgos, en el que sí parece que hay actividad, no sé si son generalizables al resto de las provincias. 

¿Está Burgos a la cabeza de esa recuperación?

Proporcionalmente está funcionando bien en visados aunque, como nos ha pasado en otras ocasiones, es a costa de algunos proyectos más grandes que la media. No está claro que sea un crecimiento uniforme en todos los tamaños.