El móvil al volante es más peligroso de lo que nos imaginamos. Y no es broma. Mirar su pantalla puede suponen tener más posibilidades de sufrir un accidente de lo que se cree. Ojear el dispositivo solo cuatro segundos mientras se conduce a 100 kilómetros por hora conlleva recorrer a ciegas un campo de fútbol; si se escribe un mensaje, la distancia se quintuplica. Las distracciones al volante son ya la primera causa de los accidentes mortales y atajarlas se ha convertido en el objetivo número uno de la DGT.

Para ello, 12 años después de la puesta en marcha del carné por puntos, Pere Navarro, el padre de esa medida -que fue una de las principales causas de una histórica reducción del número de víctimas mortales en las carreteras-, ha vuelto al frente de Tráfico con una prioridad: reformar el carné para castigar con más dureza el uso del móvil al volante.

A Navarro no le gusta ni siquiera el uso del manos libres (considera que distrae más la conversación que el llevar el teléfono en la mano), pero su principal preocupación es la utilización de esas tecnologías para enviar y leer mensajes.