Hace algo más de una semana que la concejala Gema Conde presentó el tercer y último borrador de la Ordenanza de Movilidad que el Ayuntamiento de Burgos lleva elaborando desde hace un tiempo, y que pretende poner algo de sentido en la circulación por la ciudad. Una de las principales metas de esta normativa es la regulación y mejora de la convivencia entre peatones y ciclistas, que en parte se desarrollará en un espacio nuevo donde podrán simultanearse los andantes con las bicicletas, aunque, como en toda normativa, dependerá de ciertas regulaciones y/o momentos.
El Consistorio podrá establecer, según le convenga, zonas peatonales compartidas entre paseantes y vehículos (la Ordenanza define a la bici como tal), que deberán estar claramente señalizadas y cuya vigencia podrá interrumpirse de manera temporal mediante un Decreto de Alcaldía cuando se prevea una aglomeración de ciudadanos que imposibiliten un espacio repartido, como por ejemplo durante los Sampedros.
Se trata de una novedad en la ciudad, parecido al modelo de carga y descarga, que se podrá comenzar a aplicar mientras se tramita la ordenanza. Se regulará a través de un horario, unos días o un espacio concreto, donde peatones y ciclistas podrán convivir, aunque siempre con ciertos puntos a cumplir por parte de las bicicletas: su velocidad máxima no deberá exceder de los 10 kilómetros por hora, «teniendo prioridad el peatón siempre y en todo caso». También se detalla que los ciclistas mantendrán una distancia de seguridad de, como mínimo, 1,8 metros respecto del peatón y de las fachadas, así como la obligación de descender del vehículo siempre y cuando no se pueda circular, por el centro de la vía, 5 metros en línea recta sin tener que hacer zigzag.

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